domingo, 26 de diciembre de 2010

You are the sky that I fell through…

No se qué tendrán las montañas que me hacen recordar. Es como si el eco de los recuerdos rebotaran eternamente entre las altas cumbres y viajaran de pico en pico, de abeto en abeto, embriagando la nieve y arrastrando un frío viento de nostalgia… tantas historias ¿dónde quedan? Igual es hora de pararse y mirar el paisaje.

El ayer ya no existe, pero ¿porqué no sigue persiguiendo de forma tan insistente?. Igual me equivoqué… igual el pasado siga en el presente tan presente y real como el ahora, solo que en forma de ese eco frío y nostálgico que nos hace recordar… hasta el punto en el que deseas no volver a recordar antes que seguir hiriéndote con la duda. (Circle me and the needle moves gracefully back and forth… if my heart was a compass you’d be north…)

* * *

En cuanto colgué el teléfono sentí un poco de vértigo. Era esa sensación de estar mirando hacia abajo desde un alto acantilado y te hubieras planteado en algún momento saltar. Entonces ocurre y con pánico noto como los pies se deslizan por el borde y, como por arte de magia, ya no hay suelo. El tiempo se congela y el espacio se difumina en ese instante y el melancólico viento de las montañas me envuelve y mece mi alma, trayéndome el eco de esos recuerdos en forma de estacas de hielo que prometían escarcharme el corazón y anclarlo al más frío y eterno invierno. Y era lo que solía pasar… pero esta vez no fue así.

El tiempo volvió a su rítmico tic tac y el espacio se configuró ante mis ojos: el abismo seguía ahí abajo, profundo, oscuro frío pero… ¿qué pasó?

Atravesó el cielo como una centella verde, como la última esperanza, como el último rayo de sol (que, como sabréis, según Julio Verne, es verde) de la puesta de sol de mi corazoncito, y me agarró de la mano fuerte. Y ya no caí. Porque Peter Pan me salvó como solo ocurre en las películas, justo al final, cuando ya crees que no te puedes salvar, que todo está perdido… y zas: aparece.

Con la sonrisa en la cara… me dejó en un maravilloso campo de flores (y aquí empieza la segunda parte)

* * *

El campo estaba rodeado de flores de pascua preciosas (por eso de que es Navidad),

así que, como es lógico, no pude, como mínimo, acordarme de… jum… de ese pequeño pokémon con forma de erizo y una florecita preciosa que solo aparecía en lugares “casi tan bonitos” como él… y el recuerd

o deshizo el hielo del eco de la montaña, y el viento nostálgico se convirtió en una suave brisa cálida que envolvió el mágico paisaje… entonces, c

asi por arte de magia (de nuevo), sentí el calor de unos labios sobre los míos bajo la lluvia de diciembre instantes antes de desvanecerme y comenzar a soñar…




miércoles, 22 de diciembre de 2010

Under the rain

Alguna vez oí que el agua de la lluvia purifica el alma, la limpia y la empapa borrando todo rastro de dolor y sentimientos tiempo ha caducos.

Es curioso… hace algún tiempo solía sonreír con mi mejor amiga cuando llovía mientras nos decíamos, paseando cogidos de la mano, que las historias de amor más bonitas siempre ocurren bajo la lluvia. Yo fantaseaba en mi cabeza con la idea del príncipe azul surgiendo de entre los centenares de gotitas que nos separaban…

* * *

…un momento de silencio, una gotita… otra… y cual oruga que se metamorfosea en mariposa, las gotitas, de repente, son lluvia… lluvia que se convierte en un dúo de música para los oídos, lágrimas para dos miradas que se esquivan con indecisión, pegamento para dos manos que se entrelazan, húmeda fragancia que envuelve la escena… néctar de dos bocas que torpemente se encuentran con cariño en un mar vertical de gotitas que de repente parecen descender y ascender, rodeando la escena de esa magia que creíamos que no existía… esa magia que hasta que no se siente no se entiende…

Y después todo se queda en silencio. Pero no uno como los de antes, fríos y oscuros, sobrecogedores y dolorosos… sino uno cálido y acogedor… es ese tipo de silencio que se necesita para que dos corazones puedan escucharse latir… y con cada nuevo latido una nueva gotita…latido… gotita… y así, los dos corazones que jugaban a escucharse se acompasan entre ellos y con la lluvia y entonces, y solo entonces, se convierten en un solo sentimiento que baila para si mismo bajo la lluvia de diciembre.

* * *

Pero, ¿qué pasa cuando la lluvia cesa? Que los corazones vuelven a sus cuerpos y surgen de los labios palabras confusas que nunca se llegan a pronunciar. Y es que aún cambiando un “te quiero” por un “te voy a echar de menos”, será la música de los dos corazones la que esperará, paciente, la próxima lluvia de diciembre para volver a bailar aquella dulce danza que una vez, tiempo ha, los unió.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Ojos, hormonas y corazoncillo (Nesspresso… what else?)

Podría empezar una de tantas, como siempre, hablando de lo mal que está todo… pero no, hoy no me apetece. Así que vamos a intentar cambiar de actitud ya que aptitud creo que tengo. Vamos allá…

Si necesitamos cosas bonitas podríamos recurrir al “RAIMBOW” (yo me entiendo) y a conejitos (o ahora que lo pienso, mejor no…) y cosas de esas que te suben el azúcar… y ¡hablando de azúcar! (y como estamos con eso de animar al personal…) ¿¿PORQUÉ NO NOS TOMAMOS UN POCO DE CHOCOLATE?? Y entonces empezó todo…

A medida que se derretía en mi boca el delicioso trozo de chocolate noté cómo los pies se levantaban del suelo. Me pareció oír una cancioncilla de fondo que me resultaba absurdamente familiar así que decidí ir a investigar… Mis pies ya no pisaban el suelo y con apenas pensarlo iba hacia donde quería ir… hasta que llegué a la misteriosa fuente de la absurdamente familiar (por si “todavía” no lo entiendes) cancioncilla. Se me ocurrió, simplemente, darle al off. Dorian, como no cortes el tema me vas a terminar liando…

Ahora sí, ahora no… you spin my head right round, right round…

Ay… en fin. El colocón de Chocolate duró poquito (el tiempo que tarda un niño en dormirse porque al siguiente día tiene clase), así que me tuve que buscar algo que hacer. Y vaya que si lo encontré… pero igual debería dejar para otro día que el cuatro me cuente que prefiere un uno de cien aunque siempre termine cogiendo los otros noventa y nueve por no meter la pata. Y eso se incluye dentro de la categoría de cosas bonitas como el RAIMBOW, el conejito (puaj) y el resto de cosas dulces incluyendo el Chocolate: eso es amistad.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Where are you now?

Esta vez era diferente. Era real. La oscuridad que se ceñía sobre mi cabeza era más densa y más negra que las anteriores. Inspiré y expiré pero no conseguí tranquilizarme. Nada, repito, nada me había preparado para este preciso momento. Me absorbe, me atrapa, y comienzo a dar vueltas y vueltas. Intento gritar pero no hay aire con el que atravesar mis cuerdas vocales. Intento resistirme pero mi cuerpo no responde… y caigo… y caigo… y caigo…

Perdí la noción del espacio y el tiempo dentro de aquel vórtice de recuerdos en forma de imagen (sin luz) y de sonido (sin aire) mientras me reprochaba a mi mismo la falta de voluntad, de identidad… me reproché mi propia debilidad, mi estupidez y cobardía… pero lo que más me reproché a mi mismo fueron mis desesperadas ganas de no volver a despertar jamás mientras mis pensamientos me llevaban de escena en escena, torturándome.

* * *

Perdí la consciencia mientras la maravillosa sonrisa de la que me enamoré se fue borrando lentamente de mi cabeza.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Sayonara, baby...

"¡Que me déhe ya!"Es probable que lo merezca pero no lo quiero, por eso me voy… qué lástima, pero adiós… me despido de ti y me voy… que lástima pero adiós… me despido de ti y…

Vaya mierda de canción… pero en fin, como ahora no se me ocurren más gilipolleces que escribir creo que voy a cerrar la entrada con un par de notas de agradecimiento:

A. Gracias por darme el empujón que me hacía falta para madurar de una vez.

B. Gracias a los nenes que me han acompañado a la parada del bus incluso estando vuestras paradas a tomar por saco a la derecha y en dirección absolutamente opuesta. No imagináis hasta qué punto os lo agradezco.

Así pues… hum… se me van las cosas de la cabeza. En fin. Que la colilla “pa ti”.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Love is War

Mierda, quería escribir algo interesante y se me ha olvidado.

Bueno… en realidad intentaba, ya que los dragones están volando en el cielo y que la mantequilla sigue estando igual de buena debajo de la mermelada, volar un poco sobre mantequilla y comerme algún dragón bajo mermelada… pero, espera, espera… que ahora biene lo vueno

Si dos y dos son cuatro, y uno y uno dos, y dos y uno tres, y tres y uno cuatro, tenemos uno, dos, tres y cuatro, y cuatro, tres, dos y uno… que son muchas, muchas pero que muchas veces de estoy de paso y paso de ti aunque nos separe un puñetero, simple, estúpido, y espectacularmente abismal paso.

Ante todo, que no panda el cúnico. Si, total, para ser un asunto de vital importancia no pasa nada porque nos lo tomemos a la ligera. Como todo hoy en día: cuanto más prisa mejor. Y si eres inculta, oye, ¿porqué no lo vas a gritar a los cuatro vientos en clase de opinión? Eso es libertad de expresión. Y, además, esa clase está para opinar. Personalmente, le habría pegado un tirro (sí, de disparro) en la boca antes de que la hubiera abierto. Pero… atención, es mi opinión

Quierro que me mirres a los ojos. Porr favorr. Y me digas sincerramente que me quierres entrre errrre y errrre y parra siemprre. O no, porque no tagustao.

Y… ahora que estamos a tono… ¡juguemos¡

AMG TGM MGT AMD FMR GJT WNE KGH ENA GIC WNJ DJA ADK AMS ENA CJE DJA.

Y una vez planteado el problema, Dorian responde: “Ojalá, pero no”.

Y para cerrar éste tema taaaaaaan absolutamente interesante, ¡recuerda! “Si matas una vaca… tendrás que hacer hamburguesa!

¡KOI WA SENSOU!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sorry I cannot hear you…

Las paredes se cerraban mientras la puerta se abría… corrí hacia la luz…

Pero se apagó.

Entonces me quedé a oscuras.

No grité, no lloré, no supliqué que volviera. Y de repente me sentí cómodo conmigo mismo.

Igual esa era la clave.

Que aunque la luz de la salida se apague uno se sigue teniendo a sí mismo. Y siempre podemos gatear a oscuras para volver a encontrar la puerta mientras las paredes se cierran y mientras del dos pasamos al cuatro y del tres al cinco y luego al cuatro de nuevo. Porque, ¿qué más da lo que diga si el sentimiento se transmite? Tampoco podemos hacer que el cinco siempre sea una ardilla. Lo mejor es que si quieres que lo sea… ¡lo será!

Y allí, detrás de una cortina de humo, con gafas de cigarrillos y cuatro (sí, cuatro) botellas de cerveza, la noche pasó lenta y borrosa entre mareo y mareo, canción y canción, beso y beso y vuelvo al cuatro porque es hacia donde quiero mirar. Porque miro hacia donde quiero mirar y no hacia donde hay que hacerlo (aunque no quiere decir que el cuatro decida, a no ser que yo decida que decide o que decida que la decisión es decididamente mía).

Además… ya sabes lo que dicen: “”Si matas una vaca… tendrás que hacer hamburguesas!”

lunes, 6 de diciembre de 2010

Cr, cr, cr, crazy… crazy…

Estúpido, provocativo, enfermo, desquiciado, psicópata, y ñá, otra vez vuelta a empezar. Vamos a repasarlo de nuevo:

1. Pared… pared… pared… pared… eso hace un total de “cuatro” paredes, ¿no? Bonito número… pero de aquí no salgo. Y no, no va con segundas, terceras o “cuartas” mayores, mejores, aumentadas, disminuidas o justas (para los que entiendan de música).

2. Ahora miramos hacia le piano… y ¿donde está?… ¡ah!… en el techo... Ésta vez son una, dos, tres, “cuatro” y cinco octavas… debería haber más, ¿no?. Habrá que buscarlas. Aún así ocho octavas son dos veces cuatro. Y cuatro y cuatro son ocho, que es una octava de las ocho que tendría que haber… eso haría un dibujo similar a 1/2/4/8/1/8. Y a mi me parece bonito.

3. Si ya tenemos espacio y música… creo que ahora viene La Foto. Que sin “F” se convierte en Zombie. Aunque le sigue faltando una “t”. Pero, ¿qué más da? si, total… ya nadie sabe inglés.

4. ¡Ah! Mi número favorito de la tarde (porque en realidad me gusta más el cinco… aunque la gente invente estúpidas rimas… por eso especifico que es “de la tarde”). Vaya. Con tanto paréntesis se me olvidó qué venía en el cuatro. Bueno, pues pasamos al cinco.

5. ¡Por el cu…! Que no. Que es broma. Me resulta súper vulgar. Creo que el cinco era la parte en la que tenía que salir de aquí. Aunque tampoco se está tan mal, ¿no? Con cuatro… ¡Ah, no, que el cuatro ya lo pasamos!. Vale, pues el cinco va a ser una ardilla.

6. Vale, estamos de acuerdo en que tengo que dejar las paredes y el piano. Pero no sé dónde está la llave. Aún así, para usar la llave hace falta una puerta. Y de momento no tenemos. Creo que todo tiene que ver con el cuatro.

7. Pecados. Soberbia: Lady Gaga… Avaricia: ¿mi nuevo iPhone?… Lujuria: nos remitimos al cuatro, y no sé porqué… Ira: el negro… Gula: UHM Merengue… Envidia: ¿del cuatro? o del cuarto quizás… Pereza: de empezar las tareas….

8. Que son cuatro por dos.

9. Y a estas alturas todavía no sé qué hacer con mi cr, cr, cr… crazy, crazy… ¿No había que encontrar una puerta? Por eso de la llave del cuatro.

Contemplé lo que había escrito y me sentí satisfecho. Seguro que a mi carcelero le encantará. Bueno, no… a ese no, porque es un inculto. Pero al médico que me cura las heridas que el carcelero me deja sí. O igual a ese tampoco porque creo que su interés en mi es diferente y no tan “artístico”. Creo que me estoy volviendo lo, lo, lo, loco… loco. Loco. L O C O.

It’s SI, AR, EI, ZI, WAY…so sexy…

martes, 30 de noviembre de 2010

Día 1 (sin tí)

AAAALUNAAcampamos en el lago que Dante encontró la tarde del día anterior antes de aquel místico anochecer. Allí, sentado a la luz de la hoguera, esperé a que Dorian y Dante se durmieran y repasé mentalmente los acontecimientos del día. Y el mundo se me vino encima.

Comencé a marearme y tuve la sensación de que el cielo se precipitaba hacia mi cabeza mientras la realidad de mi misión y de porqué estaba allí se hacía más sólida y real.

-Mierda, mierda, mierda…- me repetí, pero irremediablemente comencé a llorar.

El día se me hizo absolutamente insoportable. Recordé las horas pegado a mis cascos de música con dance a todo volumen y una sonrisa más falsa que un Judas de plástico. Quizá el único momento en el que conseguí evadirme fue durante mi entrenamiento con Dante, pero tan pronto como me dejaron solo los recuerdos inundaron mi cabeza.

Me senté a mirar la foto y más me habría valido clavarme un cuchillo en el corazón y retorcerlo, que seguro que habría dolido menos. Imaginé, creé escenas mentales, y me recreé en ellas… intenté transformarlas y no lo conseguí. Entonces cogí el colgante. Y sí, sé que no debería… pero me sentí tan bien…

-Mierda, mierda, mierda…- me repetí, pero volver a notar la Magia del Pentáculo a través de mi cuerpo alivió el sufrimiento cual placebo. Y anestesiando mi dolor me quedé dormido en la playa.

* * *

A medida que la luna fue alzándose, la llama de la hoguera fue desapareciendo. El estanque brillaba con una luz mágica que atrapaba los sentidos, como un espejo plateado sobre el que, en cualquier momento, podía aparecer un unicornio. Quizás me dormí deseando que así fuera. No sé si fue el Pentáculo o la Espada, pero esa noche te sentí a mi lado.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Ofú…

La temperatura era perfecta. La suave brisa que corría por la orilla mecía suavemente mi pelo castaño, mientras que depositaba con timidez el olor del mar en mi nariz, al cual Meotoiwa _Wedded Rocks_ at Sunrise, Mie Prefecture, Futami, Japanacompañaba como acordes a su melodía. A la luz de un anaranjado atardecer suspiré.

A mi derecha, Dorian, sentado en la arena, saboreaba la maravillosa puesta de sol que desarrollaba ante nuestros ojos.

-Bueno, tampoco se está tan mal, ¿no?- me dijo a media voz, como si temiera quebrar el momento perturbando el aire con el sonido.

Asentí lentamente. Si no fuera por él probablemente este atardecer no sería tan acogedor. Me estremecí al recordar cómo llegamos a aquella isla. Y sabíamos que ahora venía una de las partes más duras de nuestro viaje y que tendríamos que superarla juntos.

-¡Eh! ¡Chicos!- gritó una voz desde atrás –Acabo de encontrar un manantial de agua dulce, creo que podremos construir un asentamiento cerca de la base de la montaña.- dijo con una amplia sonrisa cuando se acercó a nosotros.

Con sus mejillas sonrosadas de correr, su largo pelo blanco tapándole los ojos y su sonrisa de oreja a oreja, Dante se sentó a mi izquierda y exclamó de asombro cuando vio la puesta de sol.

-¡Waaaa, ésto es genial! – dijo.

No pude evitar sonreír. Dante era el más joven de los tres, y allí, sentado sobre sus pantalones anchos, su katana a la espalda y sus ojillos brillando a través de su flequillo blanco despeinado, evocaba la viva imagen de la inocencia. Me miró y al detectar un ligero brillo de pena en mi mirada me cogió de la mano.

-No estés triste- me dijo.- nosotros estaremos siempre contigo.- Y volvió a sonreír.

Sí, paradójicamente no estaba solo en esa solitaria isla desierta. Ahora venía la parte más dura.

-Llegar a la cima, allí donde las nubes no tapan el sol.- recitó Dorian como respuesta a mis pensamientos.

Y una vez allí, volveré a ser yo.

* * *

El anaranjado tono de la tarde fue desvaneciéndose, y del rojo al azul de la noche el cielo cambió. La suave brisa, de nuevo, arropó a los tres amigos que yacían dormidos sobre la arena en la orilla del mar.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Doko ni iruka, oji-sama?

KagamineLen19El suave llanto del piano se deslizaba por la pared y se colaba en mis aposentos precipitándose desde el alféizar de la ventana, para comenzar a desplazarse por el suelo y llegar a las patas de mi cama. Suave, muy suavemente, la melodía trepó por las sábanas, bajo las cuales me creía seguro de un dolor que inútilmente evitaba… ya que venía de dentro. Lo sentía tan profundo, tan inevitablemente real… Suena una campana… y entonces, como por arte de magia (palabra de la que vagamente recordaba el significado), la dulce y triste voz de aquel chico fue atravesando casi con cariño cada uno de los acordes del piano que yacían conmigo escondidos bajo las sábanas…Tan dulce, tan triste, tan… reconfortante… irresistible…

Poco a poco la canción me fue atrapando hasta que caí en un profundo sueño, preso de un hechizo tan encantador que llegué a desear no despertar nunca. Entonces… mientras seguía buceando en aquel océano de melodía nostálgica, el chico me susurró al oído e imaginé notar su aliento tan cerca que llegué a creer que de verdad estaba allí conmigo, y… entre la niebla de mi inconsciente la imagen de su largo pelo rubio cayéndole sobre unos ojos que desafiaban el azul más profundo del mar y más eterno que el cielo fue tomando forma… Mukashi mukashi, aru tokoro ni, futago wa umaremashita. Sono futago no ane wa wagamama na ojou ni narimashita. Soshite, otouto wa, aku no meshitsukai deshita… y luego siguió cantando a medida que poco a poco perdía la noción del tiempo y del espacio mientras me abandonaba al abismo de su voz… tan dulce… tan triste… tan…

gomen nasai, oji-sama

lunes, 22 de noviembre de 2010

There’re some moments in which I…

3181832042_72f8c34a76…wonder how long my heart will wait.

… stare at the moon smiling.

… think of you.

…think of us.

…feel like if my room were a prision.

…cry.

…laugh.

…forget.

…write songs about you.

…write songs about us.

…despair and cry.

…would love to change.

…would love you’d changed.

…miss you.

…miss us.

…love.

…love you.

lunes, 15 de noviembre de 2010

土 (つち)


Tierra (土 en Japonés)

Representa los objetos sólidos del mundo y la resistencia al cambio. El Elemento Tierra es estabilidad, inmovilidad.
Una voluntad de Tierra es una voluntad inquebrantable que transmite la solidez de una montaña, la fuerza de un terremoto. Es convicción en lo que uno cree que es o no es.

Pensando en el Elemento Tierra llegué a la conclusión de que para ser una persona completa se necesita Tierra en las convicciones y creencias, porque cuanto más sólido es aquello en lo que crees más fácil será transmitirlo y que los demás lo entiendan. Por otra parte, cuando nuestros pensamientos están arraigados y tienen su propia fuerza nadie puede derribarlos.

Pero también podemos caer en el error de la cabezonería y la intolerancia hacia los demás, si tenemos demasiada Tierra. Es necesario reflexionar sobre ésto para entenderlo y encontrar nuestro Elemento Tierra en su justa medida.

La Tierra es una sólida defensa y un duro ataque, mas es lento y se resiste al cambio.

domingo, 14 de noviembre de 2010

愛 (あい)


"El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta."
1 Corintios 13:4-7


Así comenzó el día y así termina.

El amor (愛 en japonés), es paciente porque todo lo soporta, es bondadoso porque parte del bien; no es rudo porque se comparte con la delicadeza, no es egoísta porque cuanto más se da más se tiene, no se enoja fácilmente porque sabe que de nada sirve, no guarda rencor porque todo lo disculpa.

Ai shiteru.

martes, 9 de noviembre de 2010

プロローグ


¿Qué escribes cuando quieres hacerlo, o mejor, sabes que necesitas hacerlo, y no sabes qué poner? Igual se me acabaron las ideas, por eso llevo tanto sin escribir... o igual ya no me ocurren cosas interesantes que contar...

Realmente desde mi último episodio con mi yo interior (aquel en el que guardaba los trocitos de corazón en la estrella de plata) no he vuelto a saber nada de él. Quizá se marchó. O simplemente desapareció. Igual tiró la toalla y se cansó de quererme o a lo mejor ni siquiera existía. Aunque estoy por creer que simplemente se escondió y que está esperando que yo lo encuentre.
Reencuentre.



Kimiwo kokorokara fukaku ai shiteru

"Eien wo aruite yukeru korekara mo zutto futari de kono mune ni tsuyoku dakishimeta, Omoi wa kawara nai tatta hitotsu dake no ai shiteru"

martes, 22 de junio de 2010

Ñam


El ave empujó a su cría del nido hacia el vacío. El pajarillo empezó a agitar sus alas con nerviosismo a medida que la adrenalía subía por la caída. Cada vez se acercaba más al suelo. Tengo que volar, tengo que volar, pensaba. Estaba a punto de estrellarse cuando de repente sintió que el suelo de hojas del bosque se alejaba cada vez más de sus pies... y que él no movía las alas. A penas le dio tiempo de sentir nada más cuando el pico de acero del ave rapaz se le clavó en el pecho y le atravesó de lado a lado, espachurrando cada uno de sus órganos mientras el sabor ferroso de la sangre le llenaba el esófago. El halcón peregrino se alejó agitando las alas con elegancia y se perdió en el horizonte.


Al menos el pajarillo voló, ¿no?. Es lo que importa.

lunes, 21 de junio de 2010

Destino


Verano

El bosque parecía un lugar más mágico mientras aquella suave melodía mecía la quietud del aire. Las notas musicales saltaban de la flauta se precipitaban por el tronco del árbol que servía de cómodo sillón para el músico; una vez que llegaban al suelo jugaban con curiosidad con las hojas y de vez en cuando se filtraban por algún huequecito de arena. La flauta era de madera tallada y tenía unos extraños dibujos de aspecto rúnico. Parecía muy antigüa. El intérprete era un muchacho que vestía una camisteta violeta y unos pantalones piratas anchos de color azul y llevaba un pañuelo violeta a modo de cinto sobre la frente. El pelo castaño le caía sobre unos ojos marrones, y era mecido por la tranquila brisa marina que serpenteaba por la copa de los árboles-donde él estaba sentado-. Era una plácida tarde de verano, y nada perturbaba la tranquilidad del ambiente. El sol brillaba alto en el cielo y la temperatura era agradable. Los árboles teñían el lugar de tonos ocres y naranjas y relucían las hojas iluminadas por los cálidos rayos de sol que se colaban entre las ramas más altas.

El sonido de la flauta cesó y el bosque pareció aguantar la respiración. El chico se puso en pié sobre la rama en la que estaba recostado y alzó la vista al horizonte: desde allí se podía ver la costa. Su mirada recorrió la silueta azul del mar recortada sobre un cielo aún más azul. Inspiró el aire y lo soltó lentamente disfrutándolo como si no fuera a volver a respirar. Detrás de la amabilidad de su mirada se percibía un destello de melancolía. Tenía los ojos del aventurero que había vivido cientos de aventuras. Y así era. Noah no era un muchacho corriente. Al menos no del tipo de muchachos corrientes que había en el mundo.

Vovió a recostarse contra el tronco y con la mirada perdida se llevó de forma distraída la mano al colgante de plata que llevaba alrededor del cuello: era la mitad de una estrella de cinco puntas. Al sentir el tacto frío de la plata en la llema de sus dedos un escalofrío le recorrió la espalda y la nostagia se le acentuó en el rostro. Poco a poco su cabeza se fue inundando de recuerdos...

* * *

Rodeado por un pueblo de arquitectura feudal protegido por una gruesa muralla de piedra, el Palacio se exhibía ostentoso en mitad de aquel bosque de casas, pinos y abetos nevados. En el cielo se dibujaban los contornos del humo de los hogares encendidos por todo el pueblo que calentaba a los aldeanos que más frío tenían de cuantos se divertían por las calles, ya que el invierno había llegado y ése año estaba siendo especialmente crudo-según le dijeron al muchacho del pelo castaño cuando apareció por el pueblo-. Lo recordaba casi como si fuera ayer... el pueblo entero celebraba el solsticio de Invierno encenciendo hogueras por doquier, y bebiendo y bailando alrededor de ellas. La plebe sonreía, gritaba, bailaba y cantaba, y el clima general era bastante agradable. De repente, entre toda aquella gente, algo llamó la atención de Noah: una figura encapuchada y cubierta por una capa negra se dirigía en su dirección a toda velocidad. Apenas tuvo tiempo de apartarse y caer al suelo mientras el encapuchado pasaba como un rayo por su lado.

-¡Ay va! ¡Lo siento!- gritó deteniéndose en seco mientras le dirigía una mirada al confundido muchacho, que yacía en el suelo y le tendía la mano para que se incorporara.

El misterioso encapuchado miró hacia atrás nervioso y luego volvió a mirar a Noah fíjamente. Era un chico de su edad, más o menos, de rasgos agraciados y rostro sereno. Tenía las mejillas encendidas por la carrera. Sus ojos eran azules como el mar. Un leve cosquilleo trepó por la espalda del muchacho mientras el encapuchado, extrañado, buscaba algo con nerviosismo en uno de los pliegues de su capa.

-¿Te encuentras bien?- preguntó agitadamente.

-Eh... sí, esto...-balbuceó Noah, todavía mareado por el golpe.

-¡Genial!- le cortó el extraño mientras le cogía la palma de la mano y depositaba unas monedas en la suya. Toma estas monedas, por las molestias...-dijo con verrdadero pesar- lo siento, ¡pero he de irme!-Y antes de que Noah pudiera replicarle el extraño personaje salió corriendo como el viento, dejando al chico de pelo castaño confundido. Al abrir la palma de la mano vio que entre las monedas había un extraño colgante de plata con el dibujo de una estrella de cinco puntas. Levantó la vista buscando al chico de la capucha para devolverle la joya pero no lo encontró. Volvió a pensar en la mirada azul de su agresor y supo que nunca olvidaría aquellos ojos.

* * *

-Noah, ¡baja ya de ahí!-gritó una voz.-Llevo buscándote una hora. ¡El autobús está a punto de irse sin nosotros!

La voz de su amiga le devolvió a la realidad, mientras el recuerdo del joven encapuchado se perdía en e horizonte junto con los rayos de sol que ya se estaban escondiendo detrás del fin del mar. La realidad se transformó a su alrededor y volvió a tener conciencia de sí mismo. Con un movimiento rápido guardó la flauta en su mochila y con una agilidad felina trepó hasta el suelo y llegó hasta donde se encotraba su amiga.

-Lo siento-dijo dedicándole una sonrisa-ya sabes lo despistado que soy...-se disculpó poniéndo cara de niño pequeño arrepentido.

-No tienes remedio...- Alicia le miró con fingida indignación y le instó a que la siguiera hasta la parada del autobús.

Mientras se alejaban corriendo, una hoja caía de uno de los árboles y se depositaba apaciblemente sobre el lecho del bosque, justo encima de un pequeño ser con diminutos ojillos que se escondía y sonreía para sí con malicia.

sábado, 19 de junio de 2010

Oscuridad


Cuando aquel líquido verde viscoso atravesó su garganta, dejándole una asquerosa sensación amarga, cerró los ojos y se dejó caer sobre la cama, dejando el cáliz a merced de la gravedad. Éste golpeó estrepitosamente contra el suelo y rodó de forma aleatoria unos metros. Ya estaba hecho, no había vuelta atrás. Poco a poco sus músulos se fueron tensando y su cuerpo comenzó a convulsionarse. Abría y cerraba las manos con fuerza, mientras luchaba contra las ganas de gritar, ya que sabía que nadie debía escucharlos. Gemía y se retorcía revolviendo las sábanas. El brujo le observaba cubierto por las sombras que producían las enormes cortinas que impedían el paso de la luz del sol. Su semblante era oscuro y aterrador, pero su expresión era tranquila. El príncipe comenzó a sudar y a recitar frases sin sentido. De repente abrió los ojos: el blanco se había sustituído por un negro más oscuro que la noche y no había color en sus iris. Se inclinó hacia delante durante una breve fracción de tiempo y luego volvió a caer. No se movía, y mantenía los ojos abiertos mirando hacia el dosel recogido. El brujo se desvaneció en las sombras.

Ahora todo estaba oscuro a ojos del príncipe. Intentó incorporarse pero su cuerpo ya no le obedecía. Sentía que caía y caía y que nada podía pararle. No tenía noción del espacio ni del tiempo, ya que todo a su alrededor parecía infinito. Intentó asirse a algún objeto sólido en aquel mar de oscuridad y en su desesperación gritó el nombre del brujo pero ningún sonido salió de sus cuerdas vocales. En el subconsciente sabía que en cuanto despertara de aquella horrible pesadilla tendría lo que tanto deseaba... pero a qué precio.

lunes, 14 de junio de 2010

I miss you


Miro hacia abajo... Dios, vaya caída. Tampoco es que le tenga miedo a caerme, he saltado por aquí más veces... es sólo que hoy soy consciente de la caída que hay desde aquí arriba. Me bajo del quitamiedos y me dirijo hacia la mugrienta escalera verde y trepo por ella hasta llegar a mi destino... y ahí está, reposando ante mis ojos, tan bella, tan mágica, tan tranquila... tan familiar... Sevilla. Miro a mi alrededor y voy actualizando cada uno de los detalles que el tiempo había borrado de mi memoria: la silueta de los edificios recortados sobre el cielo, las calles, los árboles, la Catedral, la Plaza de España... Todo parecía seguir en su sitio, todo igual y lo habría jurado de no ser por la estrellita que brillaba sobre mi cabeza y en un extraño lugar del cielo... uno muy especial. Era mi "segunda estrella a la derecha", aquella con la que siempre soñé y que poco a poco se ha ido haciendo visible en mi mundo de princesas y dragones. Una estrellita que piensa en mí desde la distancia y que es la más bonita de todo mi firmamento, ya que es la que me devuelve a Nunca Jamás, a donde se puede llegar despegar desde donde yo estoy ahora... donde una vez estuve contigo, tumbado, mirando hacia esas estrellas. Desde donde, mientras cerraba los ojos, dejaste esa estrella para que pudiera pensar en tí cada vez que volviera a subir aquí (al fin y al cabo eres el único que ha subido conmigo). Esta noche voy a volar hasta allí otra vez, y ni seiscientos, ni seis mil, ni seis millones de kilómetros van a evitar que duerma contigo ésta noche. Te echo de menos.

lunes, 17 de mayo de 2010

Honey


Y allí se alzaba imponente sobre la azucarada montaña de caramelos... nos había costado llegar hasta allí sudor y lágrimas (aunque sería más acertado decir que fueron toneladas de azúcar). Después de horas combatiendo contra el ejército de palomitas que escupían caramelo por la boca nos habíamos quedado más empalagados que un par de maricas que se quieren mazo, mazo, mazo(guiño, guiño).

El caso es que llegamos a la montaña de caramelos y vimos al impresionante dragón de regaliz. Según cuenta la leyenda, le corría miel por las venas y su corazón era una gran gema de... ¿de qué? Vaya... ahora no lo recuerdo... jum... Aunque recuerdo que echaba algo por la boca... y eso era lo que no entendía de toda la historia: ¿Porqué todos tienen que echar algo por la boca?


Eso sí... nos quedamos con ganas de hincarle el diente.

martes, 27 de abril de 2010

Soul



I

Cuando piensas que no sabes en qué pensar para no pensar más de lo que ya pensaste sobre lo que pensabas, porque te cansa, ¿en qué piensas? Lo mejor es no pensar... pero eso es difícil con una estaca en el corazón. ¿Porqué? Porque piensas en que estás sangrando. Y aunque el objetivo sea no pensar siempre terminas pensando en no pensar, que ya es pensar en algo y no en nada. ¿Para qué? Para que dejara de sangrar... aún así, ¿si no pensara dejaría de sangrar? Probablemente no, pero al menos dejaría de notarlo.

II

Cerrar los ojos, dormir... tal vez soñar. Soñar que estoy soñando, infinitas veces, de forma que nunca más tendría que despertarme si no me despierto antes esas miles de millones de veces en mis sueños. Y cada sueño sería distinto y a la vez diferente. Sería distinto porque no sería el mismo en el espacio (que no en el tiempo, ya que todos serian simultáneos y transcurrirían en el período de sueño), y serían diferentes entre sí porque su contenido así lo sería. Cerrar los ojos, dormir... tal vez soñar...

III

Un acorde, dos acordes, tres acordes, cuatro acordes. Do. Sol. La menor. Fa. En ese instante se rompe el silencio y se abre camino entre el vacío una canción que se desliza desde mis manos a mi garganta (aunque cantar de garganta sea malo) y vuela en forma de aire del color del arcoíris. Suavemente llena la habitación la magia de lo invisible pero que sí que está. Do. Sol. La menor. Fa. Ya no hay silencio. Hay magia. Una magia que cambia la atmósfera y te transporta a lomos de un, dos tres y cuatro acordes que forman una canción, que ocupando el silencio hacen que nazca la magia de lo invisible. Do. Sol. La menor. Fa... Fa menor... Sol... Do. Silencio.

IV

El agua rompe en las rocas con ligera picardía. Se oye bajito. Drop, drop, drop, y mi cabeza reposa sobre las rocas (las que aún están secas) y mis oídos escuchan el drop, drop, drop que sigue sonando... el agua cae una y otra vez con el drop, drop drop... entonces me pregunto... ¿caerá para siempre?... No. Solo mientras haya agua.

V

No... no, no, no... ya viene. Déjame. No... vete (aunque sé que no irá hasta el amanecer). La sombra se arrastra por el suelo y se acerca cada vez más. Me alcanza los pies. Sube por las rodillas... me atrapa. No... no, no, no... ya viene. Los pedacitos vuelven a juntarse y reaniman al ser de las sombras. ¿Qué me has hecho, desgraciado? Así no... no así. Las paredes están frías, la habitación vacía... no puedo dormir... no quiero soñar... Litio... litio... no quiero olvidar cómo se siente... No... no, no, no... déjame. Déjame en el suelo... en la oscuridad... aquí me conozco... libérame... hasta que deaparezca. Pero a pesar de todo te perdono. Litio.

VI

If I walk would you run? If I stop would you come? If I say you are the one, would you believe me? If I ask you to stay, would you show me the way?

VII

Siete. Como los Pecados Capitales: Soberbia. Avaricia. Lujuria. Ira. Gula. Envidia. Pereza. Siete. Como las siete Iglesias: Éfeso. Esmirna. Pérgamo. Tiatira. Sardes. Filadelfia. Laodicea. Siete. Como los sellos del apocalipsis: Caballo blanco. Caballo bermejo. Caballo negro. Caballo amarillo. Muertos vengativos. Gran terremoto, sol negro. Silencio en el cielo (siete ángeles, siete trompetas). Y el octavo ángel provocó truenos y temblores en la tierra.



martes, 13 de abril de 2010

When memories turn into... C o L o R s !



Aparté la vista de la pantalla casi con aburrimiento. Dios, me voy a pasar la tarde entera encerrado en casa... y aparte el tiempo está fatal, no apetece salir... Vuelvo a mirar hacia el ordenador. Abro una carpeta, cierro otra, respondo a quien me habla por el messenger... La habitación sigue en silencio. La residencia entera está en silenco. ¿Porqué no se pondrán a hacer el cafre hoy que me apetece? Desde el escritorio algo llama mi atención: una caja de colores de cera. Vaya... lo que me faltaba para seguir dandole vueltas al tema. Eran las ceras que compramos Miguel y yo en Halloween para pintarnos la cara cuando nos disfrazamos. Me siento tan emo. De forma distraída, extraigo el color negro (como no) de la caja y lo miro. Tiene forma de lápiz de ojo... Libero mi mente y recorro mis tardes adolescentes tirado en el río, rodeado de gente bebiendo cocacola (y lo que no era cocacola) y fumando cachimba (y lo que no era cachimba)... y me veo con mis ojos pintados de negro, mi flequillo castaño cayéndome sobre la cara, tumbado en lo alto de la plataforma contemplando la puesta de sol sobre el Guadalquivir... Paz y Angy un poco más arriba, abrazadas, se susurran algo con cariño... Los emo, góticos, punks y demás tribus urbanas del lado oscuro se amontonan a los pies de la plataforma... hay tanta tranquilidad aquí arriba... Empieza a levitar suavemente y mi entorno desaparece, dejando paso a mi habitación de la residencia en la que me encontraba, con el lápiz de color en la mano. Qué tiempos aquellos... pensé con nostalgia.


Me puse en pie y blandiendo la cera negra me dispuse a recordar esos tiempos. Me situé delante del espejo, me retiré el flequillo de la cara (joder, Álvaro, ya te toca lavarte el pelo), y comencé a pintarme la raya negra en los ojos. Movimiento tras movimiento evocaba la sensación que tenía antes de salir de casa aquellas interminables tardes de viernes y sábado... Listo, ya está. Vaya, hacía tiempo que no te veía así. Oye... ¿¿porqué no pruebas también con el rojo?? Fue casi pensarlo y hacerlo. Volví a recoger el otro color y me pinté bajo la raya negra otra roja. Ala, genial. Mmm... ¿¿y el morado?? Y repetí el proceso con el color morado. Después vino el azul... y el amarillo... y comencé a pintarme la cara entera con todos los colores de aquella caja. No podía dejar de pintarme y sonreir con cada nuevo trazo. Dios, ¡qué divertido! Me sentía como un niño pequeño que acababa de descubrir lo divertido que es colorear.


Terminé mi creación y la contemplé en el espejo. ¡Alaaaa! Entonces se me ocurrió otra idea. Y si... Me quité la camiseta y volví a coger los colores. ¡¡A dibujar!! Y de esa forma, trazo tras trazo, comencé a dibujar sobre mi torso desnudo cual bebé con una hoja de papel en blanco... espirales, notas musicales, una clave de sol, un corazón, mariposas.... ¡¡Ésto es geniaaaal!! Y mientras me miraba en el espejo... no podía dejar de reirme. Y ahora fotos... Saqué la cámara y después de colocarla en el trípode comencé a sacar fotos a mi obra de arte con todas las caras que se me ocurrieron.

* * *

Cuando terminé de sacar las fotos y de corregirlas y darles algún efectillo las subí a mi página de fotos. Me habían quedado tan bien.... Volví a sonreir pensando en lo bien que me lo había pasado yo solo con la caja de colores...

lunes, 12 de abril de 2010

Sort of... happy?


Hoy me he dado cuenta de que la felicidad puede partir de uno mismo si así lo desea. Y hoy me he propuesto ser feliz. Me he propuesto volver a disfrutar de todos los detalles sin dejar de asombrarme por lo más pequeño y lo más grande. Quiero prestarle atención a todas y cada una de las cosas que me rodean... quiero verlas, y olerlas, y saborearlas, y tocarlas, y oirlas... y volver a embelesarme con la canción del viento sobre las ramas de los árboles, a sonreir con el pequeño que sonríe con sus caramelos, a pensar que todo empieza constantemente y que cada segundo es una nueva oportunidad de volver a hacer las cosas bien... no sirve de nada vivir en constante pena por el pasado. Hay cosas que me encantaría gritar porque sigo llevándolas dentro, pero no puedo estancarme... aunque mi cabeza no quiera creer en nada más y prefiera esconder esos fragmentos de corazón sé que hay una parte de mí que se seguirá esforzando y pensando que ojalá todos los días hubiera un rubio rompiendo una pecera con unas pesas y estuvieras ahí para compartir el momento conmigo...

Perfection

Y en el dolor encontré la perfección.

domingo, 11 de abril de 2010

sábado, 10 de abril de 2010

Fall to Pieces


Tosí violentamente y la sangre me inundó la boca, dejándome un asqueroso sabor a hierro. Escupí. Las palabras "ojo por ojo y el mundo se quedará ciego" rebotaban en mi cabeza... me mareo. Apenas puedo respirar. No paraba de preguntarme porqué, aunque ya, realmente, poco importaba. De hecho, me daba igual el porqué. ¿No era suficiente humillarme, ignorarme e insultarme? ¿Tenías que rematarme una vez en el suelo? Volví a toser y una nueva ronda ferrosa golpeó mi paladar.


-Das pena.-


Oí el leve susurro en mi oído y un escalofrío me recorrió la espalda. Lentamente me dí la vuelta hasta ponerme boca arriba, mirando al cielo. Distinguí la esbelta silueta de Dorian enmarcada en un cielo repleto de estrellas dolorosamente hermoso. Apenas podía abrir los ojos.


-Sin ánimo de recrearme en tu situación espero que me concedas éste pequeño momento de placer. Te lo dije.


Alcé la vista y vi que su expresión era seria, pero en sus ojos eran un océano de compasión. Se acercó un poco más y me examinó con detenimiento. Sentí cómo se estremecía al pasar las vista por mi ojo amoratado, por el hilillo de sangre que todavía me colgaba de los labios, los cortes en las muñecas... y por el feo agujero que decoraba mi pecho. Allí donde una vez latió un corazón, había y un vacío frío y oscuro. Metió la mano y sacó uno de los fragmentos de cristal escarlata encarnados, y lo alzó para verlo mejor.


-Qué desastre...- murmuró para sí.


Depositó la pieza con sus compañeras y se desplazó como una sombra hasta que mi cabeza estuvo sobre sus rodillas. Limpió parte de la sangre que difuminaban mis facciones y me observaba, aún con el semblante serio. Mientras me acariciaba el pelo de forma distraída sentí su voz en mi cabeza.


Se acabó, mi amor. No debiste encerrarme anoche, pero no te culpo por ello. Sé que el cristal brillaba como nunca lo había hecho antes, y entiendo que quisieras que volviera a hacerlo, pero ya no está. Lo ha roto. Respira. Tranquilízate. Estoy aquí, todo va a salir bien.


Esas últimas siete palabras me hiceron llorar otra vez... creo que habría dado mi vida por que se hubiera acercado alguna vez y abrazándome me hubiera dicho que estaba ahí y que todo iba a salir bien. Pero nunca lo había hecho.


No sois iguales. Te has rebajado tanto que ya no sabes ni quién eres. Pero ya ha pasado todo... shhhh... deja de llorar. Tranquilo. A partir de ahora voy a estar contigo. Y para siempre.


Para siempre... sí... parecía que iba a ser para siempre... pero no. No fue para siempre.


Se acabó el aguantar a toda esa gente con la que se junta... todas sus críticas y desprecios... seguro que es tan cobarde que no será capaz de decir que te lo hizo por despecho. Así no se actúa... ey... ey, pequeño, no llores más, que estoy aquí. Si en el fondo sigues siendo un crío...


Una clandestina brisa primaveral meció el pelo que le caía por la cara. Dejó de acariciarme el pelo y se metió la mano en el bolsillo. Lentamente sacó un objeto y lo observó con detenimiento. El pentáculo de plata. El símbolo de la unión.


-Ahora yo te guardaré ésto...- dijo.


Introdujo con suavidad su mano libre en las vacío de mi pecho y comenzó a sacar las piezas rotas una a una y a guardarlas en el colgante de plata. Cuando hubo terminado lo hizo desaparecer.


Ya está a salvo, pero no vas a volver a usarlo hasta que yo lo considere oportuno.


Volvió a depositar mi cabeza sobre el suelo y me ayudó a levantarme. Con un movimiento elegante, se quitó la camiseta y me vendó el pecho. Me cargó a su espalda sin esfuerzo e hizo algo que yo había olvidado por completo: desplegó sus majestuosas alas negras y me llevó hacia las estrellas.


* * *


Me hubiera gustado dejarte tantas cosas por escrito... pero resulta que en ese pentáculo iban mis sueños y esperanzas, mis creencias en que todo terminaría saliendo bien... sigo sin entender el porqué... tenía tantas cosas que darte... tanto que compartir contigo... estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de hacerte sonreir. Ahora, desde las estrellas, veo que de nada sirve lamentarse... ya que él está conmigo... y ahora todo va a salir bien. Aunque siempre queden las cicatrices. Adiós.



lunes, 22 de marzo de 2010

Bushi-Do



Finto, bloqueo, salto y golpeo… pero no doy en el blanco. Me separo de mi oponente con un ágil salto hacia atrás. No estoy concentrado. De hecho me cuesta pensar. No paro de golpear y golpear mientras mi enemigo bloquea y desvía mi espada con la misma facilidad con la que el viento zarandea una pluma. A medida que los instantes se suceden me doy cuenta de que mis músculos tensionados comienzan a cansarse.


La esgrima es como una canción. La espada es tu instrumento y los movimientos son su melodía, mientras que la punta dibuja premeditadas siluetas en el aire. Solo se oye el sonido de la hoja cortando el viento y el rugido de los aceros al morderse. Lo demás no importa.
La esgrima es arte. Al igual que las otras artes, necesita de la inspiración de un sentimiento para poder llevarse a cabo. Un duelo sin sentimiento es como un cuadro sin pintura. Si esa emoción es turbulenta, tu arte será agresivo, mientras que si es pacífica será el equilibrio lo que demostrarás con cada movimiento.


La esgrima es como la vida. En ése preciso momento se condensan todos los segundos de tu existencia y mides cada respiración sabiendo que puede ser la última. Tus ojos solo perciben los gráciles movimientos de la espada del oponente y tus oídos captan cada latido de tu corazón, bombeando la adrenalina que genera una situación de riesgo. Es en el duelo cuando comienzas a apreciar lo que tienes y lo que puedes perder en un descuido. Un instante y todo desaparece.


Todo o nada.


Por eso es una canción, un arte y como la vida. Porque condensa entre luchador y luchador todo el sacrificio y el esfuerzo que día tras día ha puesto cada uno de ellos y ahora se juega. Pero cada uno de los guerreros sabe que hay cosas peores que morir. Y ¿por qué se lo juegan TODO? Porque han llegado a ese punto habiendo aprendido la lección más importante de todas: que todo importa.

Y ahí estaba yo, que sin aprender la lección me había lanzado al combate hecho una furia. Y estaba perdiendo.
-El Bushido exige sacrificio y un aprendizaje y aprehensión de los antiguos valores que tiempo ha regían tu vidas y que ya no vives: honor, valor, piedad, austeridad, equilibrio... honestidad. Todavía queda un largo camino que recorer.-dijo Dante.

sábado, 20 de marzo de 2010

No feelings, please


Me acerqué al lugar sin saber porqué. Quizá era el propio morbo de ver cómo otros lo pasaban mal… quizá quería afianzar lo que tenía para valorarlo un poquito más. En mi iPod seguía sonando la melodía que tanto me hacía pensar en ti… “I don’t wanna talk about it, cos I’m in love with you…”. De hecho creo que todas las canciones de Avril Lavigne me hacen pensar en ti.
El caso es que mientras llegaba al viejo caserón gris vi cómo un chico salía en bici con una extraña sonrisa y un brillo en los ojos empapados en lágrimas. Pasó como un rayo a mi lado y se perdió en el horizonte.


-Otro que se va pensando en la felicidad- se mofó Dorian.

-No seas tan duro, todavía le queda por conocer… ahora viene lo mejor.- Le dije.

-Y tanto…- rió y luego permaneció en silencio.


Un largo silencio. Sí… lo cierto es que una vez fui como él. Una vez entré y salí de aquel viejo caserón gris que se alzaba sobre la colina. Aún recuerdo aquella fría e inexpresiva mirada… aún recuerdo las palabras: “como ya sabe, en nuestra casa están prohibidos los sentimientos. Por lo que deberá dejarlos ahí”, mientras señalaba el paragüero.


Sacudí la cabeza mientras una fría ráfaga de viento me devolvía a la realidad. Creo que es hora de irse.


-Mira, ahí va otro…-señaló Dorian con una sonrisa fría.


-Ahí va.- respondí con un destello de melancolía en los ojos.- Pero tenemos que dejar éste lugar ya. Hay que encontrar a Dante…- le dije mientras echaba a andar.


-Dante…- murmuró Dorian.


Mientras me alejaba imaginaba cómo aquella pobre alma dejaba sus ojos y sus labios en el paragüero.

viernes, 5 de febrero de 2010

Our little secret

Aparté las enredaderas de la tapia y me quedé mirándola de nuevo. Seguía como siempre, aunque de cierta forma había cambiado. Le pasé una mano y volví a notar el tacto de la madera... qué recuerdos...



Tímidamente, metí la mano en mi bolsillo y saqué la pequeña llave oxidada que siempre llevaba conmigo. La acerqué a la cerradura y dudé. Me temblaban las manos. ¿Qué íba a encontrarme allí dentro? Cómo estaría después de...después de...




La llave encaja y vuelve a girar, no sin cierta dificultad. (¿Cómo se puede oxidar tanto en una noche?). La puerta se abre.




Asomo la cabeza y veo que ni tan siquiera entra la luz del sol. No quiero mirar...

jueves, 4 de febrero de 2010

Leave me alone


Se retuerce, ruje e intenta arañar. Tensiona los brazos y vuelve a estirar las cadenas intentando romperlas. Me tapo los oídos para no escucharle y empieza a gritar más fuerte, y a zarandear violentamente las cadenas que le mantienen prisionero…


-No lo aguanto, Dorian.
-Libéralo…
-No puedo…
-Tienes que hacerlo
-No…


Cierro los ojos y me tapo con más fuerza los oídos. Me va a reventar la cabeza. Mientras tanto, la bestia sigue luchando por liberarse.


-Déjala que huya. Así no tendrás que tenerla en el castillo.
-No puedo dejar que se vaya.
-Sabías lo que había cuando decidiste adoptarla.
-Fui un inconsciente


Me mira de forma significativa y sonríe. Sé lo que piensa. No hace falta que me diga que no fue inconsciente. Decidí salvarlo cuando aún era un cachorro… parecía tan inofensivo. Pero ahora… ahora es diferente. Ahora ha crecido, y cada día crece más y más y a medida que pasa el tiempo su fuerza se hace mayor. No es suficiente dejarlo en las mazmorras, pues sus alaridos resuenan en la mayor parte del castillo. Se oyen al dormir, al comer, al leer… sólo me libro de ellos cuando salgo de mi fortaleza.


-Si no lo liberas se va a terminar soltando… y va a ser mucho peor.
-Lo sé.

martes, 12 de enero de 2010