domingo, 26 de diciembre de 2010

You are the sky that I fell through…

No se qué tendrán las montañas que me hacen recordar. Es como si el eco de los recuerdos rebotaran eternamente entre las altas cumbres y viajaran de pico en pico, de abeto en abeto, embriagando la nieve y arrastrando un frío viento de nostalgia… tantas historias ¿dónde quedan? Igual es hora de pararse y mirar el paisaje.

El ayer ya no existe, pero ¿porqué no sigue persiguiendo de forma tan insistente?. Igual me equivoqué… igual el pasado siga en el presente tan presente y real como el ahora, solo que en forma de ese eco frío y nostálgico que nos hace recordar… hasta el punto en el que deseas no volver a recordar antes que seguir hiriéndote con la duda. (Circle me and the needle moves gracefully back and forth… if my heart was a compass you’d be north…)

* * *

En cuanto colgué el teléfono sentí un poco de vértigo. Era esa sensación de estar mirando hacia abajo desde un alto acantilado y te hubieras planteado en algún momento saltar. Entonces ocurre y con pánico noto como los pies se deslizan por el borde y, como por arte de magia, ya no hay suelo. El tiempo se congela y el espacio se difumina en ese instante y el melancólico viento de las montañas me envuelve y mece mi alma, trayéndome el eco de esos recuerdos en forma de estacas de hielo que prometían escarcharme el corazón y anclarlo al más frío y eterno invierno. Y era lo que solía pasar… pero esta vez no fue así.

El tiempo volvió a su rítmico tic tac y el espacio se configuró ante mis ojos: el abismo seguía ahí abajo, profundo, oscuro frío pero… ¿qué pasó?

Atravesó el cielo como una centella verde, como la última esperanza, como el último rayo de sol (que, como sabréis, según Julio Verne, es verde) de la puesta de sol de mi corazoncito, y me agarró de la mano fuerte. Y ya no caí. Porque Peter Pan me salvó como solo ocurre en las películas, justo al final, cuando ya crees que no te puedes salvar, que todo está perdido… y zas: aparece.

Con la sonrisa en la cara… me dejó en un maravilloso campo de flores (y aquí empieza la segunda parte)

* * *

El campo estaba rodeado de flores de pascua preciosas (por eso de que es Navidad),

así que, como es lógico, no pude, como mínimo, acordarme de… jum… de ese pequeño pokémon con forma de erizo y una florecita preciosa que solo aparecía en lugares “casi tan bonitos” como él… y el recuerd

o deshizo el hielo del eco de la montaña, y el viento nostálgico se convirtió en una suave brisa cálida que envolvió el mágico paisaje… entonces, c

asi por arte de magia (de nuevo), sentí el calor de unos labios sobre los míos bajo la lluvia de diciembre instantes antes de desvanecerme y comenzar a soñar…




miércoles, 22 de diciembre de 2010

Under the rain

Alguna vez oí que el agua de la lluvia purifica el alma, la limpia y la empapa borrando todo rastro de dolor y sentimientos tiempo ha caducos.

Es curioso… hace algún tiempo solía sonreír con mi mejor amiga cuando llovía mientras nos decíamos, paseando cogidos de la mano, que las historias de amor más bonitas siempre ocurren bajo la lluvia. Yo fantaseaba en mi cabeza con la idea del príncipe azul surgiendo de entre los centenares de gotitas que nos separaban…

* * *

…un momento de silencio, una gotita… otra… y cual oruga que se metamorfosea en mariposa, las gotitas, de repente, son lluvia… lluvia que se convierte en un dúo de música para los oídos, lágrimas para dos miradas que se esquivan con indecisión, pegamento para dos manos que se entrelazan, húmeda fragancia que envuelve la escena… néctar de dos bocas que torpemente se encuentran con cariño en un mar vertical de gotitas que de repente parecen descender y ascender, rodeando la escena de esa magia que creíamos que no existía… esa magia que hasta que no se siente no se entiende…

Y después todo se queda en silencio. Pero no uno como los de antes, fríos y oscuros, sobrecogedores y dolorosos… sino uno cálido y acogedor… es ese tipo de silencio que se necesita para que dos corazones puedan escucharse latir… y con cada nuevo latido una nueva gotita…latido… gotita… y así, los dos corazones que jugaban a escucharse se acompasan entre ellos y con la lluvia y entonces, y solo entonces, se convierten en un solo sentimiento que baila para si mismo bajo la lluvia de diciembre.

* * *

Pero, ¿qué pasa cuando la lluvia cesa? Que los corazones vuelven a sus cuerpos y surgen de los labios palabras confusas que nunca se llegan a pronunciar. Y es que aún cambiando un “te quiero” por un “te voy a echar de menos”, será la música de los dos corazones la que esperará, paciente, la próxima lluvia de diciembre para volver a bailar aquella dulce danza que una vez, tiempo ha, los unió.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Ojos, hormonas y corazoncillo (Nesspresso… what else?)

Podría empezar una de tantas, como siempre, hablando de lo mal que está todo… pero no, hoy no me apetece. Así que vamos a intentar cambiar de actitud ya que aptitud creo que tengo. Vamos allá…

Si necesitamos cosas bonitas podríamos recurrir al “RAIMBOW” (yo me entiendo) y a conejitos (o ahora que lo pienso, mejor no…) y cosas de esas que te suben el azúcar… y ¡hablando de azúcar! (y como estamos con eso de animar al personal…) ¿¿PORQUÉ NO NOS TOMAMOS UN POCO DE CHOCOLATE?? Y entonces empezó todo…

A medida que se derretía en mi boca el delicioso trozo de chocolate noté cómo los pies se levantaban del suelo. Me pareció oír una cancioncilla de fondo que me resultaba absurdamente familiar así que decidí ir a investigar… Mis pies ya no pisaban el suelo y con apenas pensarlo iba hacia donde quería ir… hasta que llegué a la misteriosa fuente de la absurdamente familiar (por si “todavía” no lo entiendes) cancioncilla. Se me ocurrió, simplemente, darle al off. Dorian, como no cortes el tema me vas a terminar liando…

Ahora sí, ahora no… you spin my head right round, right round…

Ay… en fin. El colocón de Chocolate duró poquito (el tiempo que tarda un niño en dormirse porque al siguiente día tiene clase), así que me tuve que buscar algo que hacer. Y vaya que si lo encontré… pero igual debería dejar para otro día que el cuatro me cuente que prefiere un uno de cien aunque siempre termine cogiendo los otros noventa y nueve por no meter la pata. Y eso se incluye dentro de la categoría de cosas bonitas como el RAIMBOW, el conejito (puaj) y el resto de cosas dulces incluyendo el Chocolate: eso es amistad.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Where are you now?

Esta vez era diferente. Era real. La oscuridad que se ceñía sobre mi cabeza era más densa y más negra que las anteriores. Inspiré y expiré pero no conseguí tranquilizarme. Nada, repito, nada me había preparado para este preciso momento. Me absorbe, me atrapa, y comienzo a dar vueltas y vueltas. Intento gritar pero no hay aire con el que atravesar mis cuerdas vocales. Intento resistirme pero mi cuerpo no responde… y caigo… y caigo… y caigo…

Perdí la noción del espacio y el tiempo dentro de aquel vórtice de recuerdos en forma de imagen (sin luz) y de sonido (sin aire) mientras me reprochaba a mi mismo la falta de voluntad, de identidad… me reproché mi propia debilidad, mi estupidez y cobardía… pero lo que más me reproché a mi mismo fueron mis desesperadas ganas de no volver a despertar jamás mientras mis pensamientos me llevaban de escena en escena, torturándome.

* * *

Perdí la consciencia mientras la maravillosa sonrisa de la que me enamoré se fue borrando lentamente de mi cabeza.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Sayonara, baby...

"¡Que me déhe ya!"Es probable que lo merezca pero no lo quiero, por eso me voy… qué lástima, pero adiós… me despido de ti y me voy… que lástima pero adiós… me despido de ti y…

Vaya mierda de canción… pero en fin, como ahora no se me ocurren más gilipolleces que escribir creo que voy a cerrar la entrada con un par de notas de agradecimiento:

A. Gracias por darme el empujón que me hacía falta para madurar de una vez.

B. Gracias a los nenes que me han acompañado a la parada del bus incluso estando vuestras paradas a tomar por saco a la derecha y en dirección absolutamente opuesta. No imagináis hasta qué punto os lo agradezco.

Así pues… hum… se me van las cosas de la cabeza. En fin. Que la colilla “pa ti”.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Love is War

Mierda, quería escribir algo interesante y se me ha olvidado.

Bueno… en realidad intentaba, ya que los dragones están volando en el cielo y que la mantequilla sigue estando igual de buena debajo de la mermelada, volar un poco sobre mantequilla y comerme algún dragón bajo mermelada… pero, espera, espera… que ahora biene lo vueno

Si dos y dos son cuatro, y uno y uno dos, y dos y uno tres, y tres y uno cuatro, tenemos uno, dos, tres y cuatro, y cuatro, tres, dos y uno… que son muchas, muchas pero que muchas veces de estoy de paso y paso de ti aunque nos separe un puñetero, simple, estúpido, y espectacularmente abismal paso.

Ante todo, que no panda el cúnico. Si, total, para ser un asunto de vital importancia no pasa nada porque nos lo tomemos a la ligera. Como todo hoy en día: cuanto más prisa mejor. Y si eres inculta, oye, ¿porqué no lo vas a gritar a los cuatro vientos en clase de opinión? Eso es libertad de expresión. Y, además, esa clase está para opinar. Personalmente, le habría pegado un tirro (sí, de disparro) en la boca antes de que la hubiera abierto. Pero… atención, es mi opinión

Quierro que me mirres a los ojos. Porr favorr. Y me digas sincerramente que me quierres entrre errrre y errrre y parra siemprre. O no, porque no tagustao.

Y… ahora que estamos a tono… ¡juguemos¡

AMG TGM MGT AMD FMR GJT WNE KGH ENA GIC WNJ DJA ADK AMS ENA CJE DJA.

Y una vez planteado el problema, Dorian responde: “Ojalá, pero no”.

Y para cerrar éste tema taaaaaaan absolutamente interesante, ¡recuerda! “Si matas una vaca… tendrás que hacer hamburguesa!

¡KOI WA SENSOU!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sorry I cannot hear you…

Las paredes se cerraban mientras la puerta se abría… corrí hacia la luz…

Pero se apagó.

Entonces me quedé a oscuras.

No grité, no lloré, no supliqué que volviera. Y de repente me sentí cómodo conmigo mismo.

Igual esa era la clave.

Que aunque la luz de la salida se apague uno se sigue teniendo a sí mismo. Y siempre podemos gatear a oscuras para volver a encontrar la puerta mientras las paredes se cierran y mientras del dos pasamos al cuatro y del tres al cinco y luego al cuatro de nuevo. Porque, ¿qué más da lo que diga si el sentimiento se transmite? Tampoco podemos hacer que el cinco siempre sea una ardilla. Lo mejor es que si quieres que lo sea… ¡lo será!

Y allí, detrás de una cortina de humo, con gafas de cigarrillos y cuatro (sí, cuatro) botellas de cerveza, la noche pasó lenta y borrosa entre mareo y mareo, canción y canción, beso y beso y vuelvo al cuatro porque es hacia donde quiero mirar. Porque miro hacia donde quiero mirar y no hacia donde hay que hacerlo (aunque no quiere decir que el cuatro decida, a no ser que yo decida que decide o que decida que la decisión es decididamente mía).

Además… ya sabes lo que dicen: “”Si matas una vaca… tendrás que hacer hamburguesas!”

lunes, 6 de diciembre de 2010

Cr, cr, cr, crazy… crazy…

Estúpido, provocativo, enfermo, desquiciado, psicópata, y ñá, otra vez vuelta a empezar. Vamos a repasarlo de nuevo:

1. Pared… pared… pared… pared… eso hace un total de “cuatro” paredes, ¿no? Bonito número… pero de aquí no salgo. Y no, no va con segundas, terceras o “cuartas” mayores, mejores, aumentadas, disminuidas o justas (para los que entiendan de música).

2. Ahora miramos hacia le piano… y ¿donde está?… ¡ah!… en el techo... Ésta vez son una, dos, tres, “cuatro” y cinco octavas… debería haber más, ¿no?. Habrá que buscarlas. Aún así ocho octavas son dos veces cuatro. Y cuatro y cuatro son ocho, que es una octava de las ocho que tendría que haber… eso haría un dibujo similar a 1/2/4/8/1/8. Y a mi me parece bonito.

3. Si ya tenemos espacio y música… creo que ahora viene La Foto. Que sin “F” se convierte en Zombie. Aunque le sigue faltando una “t”. Pero, ¿qué más da? si, total… ya nadie sabe inglés.

4. ¡Ah! Mi número favorito de la tarde (porque en realidad me gusta más el cinco… aunque la gente invente estúpidas rimas… por eso especifico que es “de la tarde”). Vaya. Con tanto paréntesis se me olvidó qué venía en el cuatro. Bueno, pues pasamos al cinco.

5. ¡Por el cu…! Que no. Que es broma. Me resulta súper vulgar. Creo que el cinco era la parte en la que tenía que salir de aquí. Aunque tampoco se está tan mal, ¿no? Con cuatro… ¡Ah, no, que el cuatro ya lo pasamos!. Vale, pues el cinco va a ser una ardilla.

6. Vale, estamos de acuerdo en que tengo que dejar las paredes y el piano. Pero no sé dónde está la llave. Aún así, para usar la llave hace falta una puerta. Y de momento no tenemos. Creo que todo tiene que ver con el cuatro.

7. Pecados. Soberbia: Lady Gaga… Avaricia: ¿mi nuevo iPhone?… Lujuria: nos remitimos al cuatro, y no sé porqué… Ira: el negro… Gula: UHM Merengue… Envidia: ¿del cuatro? o del cuarto quizás… Pereza: de empezar las tareas….

8. Que son cuatro por dos.

9. Y a estas alturas todavía no sé qué hacer con mi cr, cr, cr… crazy, crazy… ¿No había que encontrar una puerta? Por eso de la llave del cuatro.

Contemplé lo que había escrito y me sentí satisfecho. Seguro que a mi carcelero le encantará. Bueno, no… a ese no, porque es un inculto. Pero al médico que me cura las heridas que el carcelero me deja sí. O igual a ese tampoco porque creo que su interés en mi es diferente y no tan “artístico”. Creo que me estoy volviendo lo, lo, lo, loco… loco. Loco. L O C O.

It’s SI, AR, EI, ZI, WAY…so sexy…