lunes, 17 de mayo de 2010

Honey


Y allí se alzaba imponente sobre la azucarada montaña de caramelos... nos había costado llegar hasta allí sudor y lágrimas (aunque sería más acertado decir que fueron toneladas de azúcar). Después de horas combatiendo contra el ejército de palomitas que escupían caramelo por la boca nos habíamos quedado más empalagados que un par de maricas que se quieren mazo, mazo, mazo(guiño, guiño).

El caso es que llegamos a la montaña de caramelos y vimos al impresionante dragón de regaliz. Según cuenta la leyenda, le corría miel por las venas y su corazón era una gran gema de... ¿de qué? Vaya... ahora no lo recuerdo... jum... Aunque recuerdo que echaba algo por la boca... y eso era lo que no entendía de toda la historia: ¿Porqué todos tienen que echar algo por la boca?


Eso sí... nos quedamos con ganas de hincarle el diente.