martes, 25 de diciembre de 2012

One A.M. Meditation

"Una piedra de buen tamaño, que relucía desnuda lavada por la lluvia, se hallaba en un lugar elevado, rodeada de flores de muchos colores, en el borde de un huerto que daba a un camino pedregoso. Después de mirar durante largo rato a las piedras del camino, sintió el deseo de dejarse caer entre ellas.


- “Qué hago yo aquí entre las plantas- se preguntó -. Debería de estar ahí abajo, con las de mi clase”.


De modo que rodó hasta el fondo del terraplén y se unió a las demás. Pero las ruedas de los carros, los cascos de los caballos y los pies de los minantes no tardaron en reducirla a un estado de continua aflicción. Todo pasaba por encima de ella o la golpeaba. A veces, al verse sucia de barro o de excrementos de animales, alzaba la vista un poco – en vano – hacia el lugar que había abandonado: aquel lugar de soledad y plácida felicidad.


Eso es lo que le seduce a todo aquel que decide abandonar la vida solitaria y contemplativa, para descender junto a gentes de infinita perversidad.”


Códice Atlanticus, Leonardo da Vinci.

Gradient of nonsense

1366-768-332360‘Let me occupy your mind as you do mine…’

Empezar por el principio suena redundante, pero a veces, cuando nos vamos por las ramas y nos dejamos llevar por las afecciones del alma, perdemos las raíces del árbol con el que estamos creciendo.

Quizá el principio en este caso esté en el porqué de los textos de este espacio. Podría explicar que, al nunca ser más que un ensayo literario, i. e. un ejercicio de escritura, nunca le daré a ninguno de estos textos la categoría de tractatus filosófico. La buena filosofía se hace a la luz del sol, no alumbrado con el reflejo de la luna en la ventana, si bien todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Es así como la teleología de estas palabras es, en primer lugar, servir de ejercicio catártico para su autor, una suerte de exorcismo personal, cuya condición de posibilidad es una siempre subyacente intención de que alguien concreto las lea e, idealmente, las entienda, y un nacimiento en la Oscuridad, por eso la mayoría son escritos a altas horas de la noche. En segundo lugar el telos del escrito es conseguir un efecto deseado sobre ciertas coordenadas de la Mente Universal, una vez habiendo sido asimilado el contenido.

Y es por eso que la claridad, en el sentido de coherencia con el ‘mundo cotidiano’, se me hace difícil, ya que la simbología que aquí se plasma peca de ser demasiado universal y personal a la vez. La exégesis ‘correcta’ de las mismas sólo debe hacerla la persona a la que el texto va dedicado; si bien, y precisamente por la ambigüedad de los símbolos y de la narración cientos de significados pueden ser atribuidos a cada uno de los pasajes, y es en ese laberinto de innumerables calles sin salida y decenas de criaturas de leyenda donde se esconde el autor, claro y transparente, como ningún espejo puede mostrar, desnudo de todo exceso más allá de la literalidad, publicando su intimidad y velándola después. Es por eso que es un ejercicio de catarsis, ya que los mensajes enviados a través de la palabra rara vez llegan a su destinatario, a no ser que las citas sean explícitas.

Así, ya tenemos el porqué y el para qué. El cómo se averigua en el ‘estilo’, deliberadamente oscuro, impreciso pero muy sensorial y cercano. Crear espacios íntimos de miríadas de momentos es la ‘especialidad’ de la casa. Quizá la soledad sea el último bastión que me protege de lo expuesta que queda mi alma cuando mi mirada se vierte sobre los tentadores espejismos de aquello que sólo está a mi alcance con los poderes de los diez qliphoth.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Nightmare

Cuando abrí los ojos se me habría encogido el corazón si lo hubiese tenido. Los límites de mi ataúd parecieron encogerse a mi alrededor. Tomé aire e inspiré lentamente; aún sin necesitarlo, seguía aquietando mis pensamientos si le dedicaba la suficiente concentración. Levanté la tapa con una mano y me incorporé. Miré a mi alrededor y esa sensación volvió a recorrerme la espalda. No… no es posible, pensé para mí, pero era más que el susurro de una afirmación: era una súplica. Salí del lecho y me acerqué al balcón, a través del cual la luna decreciente brillaba con rostro de recién levantada, con el tono amarillento que adquiere en la noche temprana.

Oteé el horizonte y en la lejanía sólo vi infinitud, un vasto e interminable desierto que aislaba mi castillo de piedra del mundo de aquellos cuyos ojos sangrarían al contemplar con sus mentes un silencio que ni la tierra, el agua, el aire o el fuego osaban romper. O al menos no hasta ese momento. La situación se volvió incómoda y me pareció oír susurros de ecos que hacía mucho tiempo que no escuchaba. Ven… ven…

Tal vez me confundí al despertar. Puede que todavía quede algo parecido a un corazón en alguna parte del yermo que habito. O tal vez nunca llegué a despertar y esto no sea más que otro sueño.

*   *   *

La irrealidad del mundo sólo la perciben aquéllos que despiertan tras un largo letargo, para caer en la cuenta de que el camino no ha hecho más que comenzar. Aún así, ¿cómo emprender la marcha cuando se echa de menos la comodidad de las sábanas? El consuelo reside en entender que nunca es adiós, sino hasta luego.

D.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Breathe

Cuando uno está enamorado, siempre comienza engañándose a sí mismo y termina engañando a otros. Eso es lo que el mundo llama amor.

Con la primera inspiración el bebé pasa a formar parte del Mundo. Con la primera espiración llora con toda la fuerza que sus pequeños pulmones le permiten. Vuelve a inspirar, habiendo realizado su primera respiración completa, y ahora está vivo.

Siguiendo la secuencia, su historia se compondrá de miríadas de inadvertidas respiraciones que le secundarán cuando aprenda a distinguir entre él mismo y los otros, cuando aprenda a andar y a correr. Después aprenderá a controlarla, de forma que, administrándola, ésta le permita realizar sonidos con los que expresar aquello que está dentro, y le permitirá alcanzar aquello que está fuera. Y seguirá vivo.

Él no será consciente, pero habrá momentos en que su respiración se acelerará cuando corra, y llegará a jadear; la forzará cuando esté enfadado y le costará encontrarla cuando ría a carcajadas… y en su último ciclo, respirará una última vez más antes de partir.

* * *

Quizá no parecería desorbitado, siguiendo este pensamiento, deducir que hay una respiración para cada momento, y que ese futuro incierto que se abre ante nosotros se compone de aire que entra con la misma facilidad con la que se va, así como vienen y se van los instantes por eternos que nos parezcan. Respirar es vivir.

Pero… tal vez

…no sean los momentos en los que respiramos aquellos en los que vivimos, sino aquellos en los que se nos olvidó hacerlo: cuando dos miradas se cruzan, cuando dos bocas se juntan por primera vez, cuando dos cuerpos se rozan furtivamente, cuando una mano busca a otra sin encontrarla, cuando la sorpresa se impone al sentido común… son todos momentos en los que el aliento desaparece y el entorno se congela, y el cuerpo deja de realizar la única función fisiológica sin la que no podría estar más de dos minutos… ese momento en que se decide morir por vivir. 

Así, cuando vivimos, realmente deseamos morir, ya que al volver a respirar las miradas se bajan con miedo, las bocas se separan, los cuerpos se alejan y la mano vuelve sola a su dueño. Puede que  la vida no sea más que una mentira si para vivirla con intensidad hemos de desear con mayor intensidad dejar de hacerlo.

Tal vez…

D.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Elogio de la Locura

12_Insanity_by_freakdearts“Don’t try to live so wise, don’t cry ‘cause you’re so right, don’t dry with fakes or fears ‘cause you will hate yourself in the end…” (“No intentes vivir de forma tan sabia, no llores, porque tienes razón, no te seques con farsas o miedos, porque terminarás odiándote al final…”)

De todas las historias que podremos escuchar alguna vez en nuestro camino, suelen gustarme más aquellas de las que ya conozco el final. Y es que aunque lo oiga en versos pronunciados por otros protagonistas, el suicidio romántico siempre será mi forma favorita de inmortalizar la cumbre de la pasión, el non plus ultra de la experiencia sobre la teoría, musa de toda inspiración y belleza de aquello que se hace eterno por ser efímero.

Y es que encontrar que el objeto de contemplación y deleite no es más susurro que el arrullo de las hojas de otoño al caer, instante que viene y se va, transforma toda desazón por el paso del tiempo en todo un árbol de hojas caducas que se desnuda, instante tras instante, a la luz de la luna de verano con la esperanza puesta en la primavera, que traerá de nuevo la promesa del arrullo susurrante de una nueva hoja que volverá a caer y nos hará enloquecer.

¡Locura! ¡Dulce locura, que descorres los velos de aquello que no les está permitido mirar a quienes no cuentan con tus besos, néctar de toda vida, maná de la embriaguez de los sentidos del alma, tú que apartas los venenos y trampas del Espíritu de la Razón y abres los ojos a una forma de noche privilegiada en la que la luna está abajo mientras la disfrutamos del revés, protégenos de la envidia del sabio cuerdo y conviértelo en juglar de tu corte como nosotros lo somos de la suya!

Pues no es loco el que sufre la locura, sino aquél que necesita del loco para llamarle tal y reafirmarse a sí mismo como cuerdo, pues el loco jamás necesitará más espejo que sí mismo para ver reflejado el universo en toda su magnifica demencia devolviéndole la sonrisa. Y ahí, él, y sólo él, será capaz de reír.

D.

domingo, 19 de agosto de 2012

About Blue Eyes and Summer Sky

“¿Cuánto tiempo es para siempre? – preguntó Alicia…”

Solía pensarse especial. Cuando alguien le miraba a los ojos sabía cómo absorber al observador en un vórtice de incertidumbre, transformando cuanto hubiese alrededor en algo espaciotemporalmente difícil de acotar. El observador, atrapado, duda de la reacción y recurre al protocolo para salir de una situación incómoda, pero no le da tiempo. Él, en el momento adecuado, libera la presión y deja a su presa relajarse, mostrando una tímida sonrisa. Pero no acababa ahí. Porque cada vez que sonreía el abismo de su mirada se hacía más profundo. En esos momentos, el observador sólo veía a un muchacho sonriendo tímidamente con una mirada ligeramente distante, pero no se arriesgaría a volver a perderse en sus ojos. Con un ademán le quitaría tensión a una situación que no sabría etiquetar, y se limitaría a sonreír de vuelta y le restaría toda la importancia. A fin de cuentas, ¿cuánto dura una mirada?

Solía pensarse especial porque cuando se miraba en el espejo a los ojos el infinito le devolvía la mirada y le daba vértigo. No había encontrado ojos con aquella profundidad, ni sonrisas con señales que, a modo de miguitas de pan, llevasen al observador por los indescifrables secretos de una mente y un corazón que no encuentran reposo en lo temporal. En situaciones de este tipo, los pensamientos entran en una dinámica de vertiginosa velocidad que bloquean las respuestas conscientes y la vida del individuo se vuelve automática. Se esfuma la disciplina en una mecánica de respuestas en lata, de las que venden en los supermercados, reduciendo la conducta y sus consecuentes respuestas a un montón de palabras… palabras que deciden por él hacia dónde tiene que girar la mirada y cuándo tiene que sonreír para no romper la ilusión. Y es en esa miríada de miradas y sonrisas que duran fracciones de segundo en las que él encuentra ese para siempre de vértigo, de incertidumbre, tras unos ojos que esconden los restos de una batalla en la que los dos bandos comparten el mismo corazón.

* * *

El verdadero arte de crear a la persona reside en la capacidad de destruirla. La autodestrucción constante de lo poco que se pueda construir en algún que otro ratillo de aburrimiento previene al individuo de cualquier fanatismo, a la vez que lo incapacitan para una vida normal.

D.

sábado, 16 de junio de 2012

Midgard Traveller

"The road goes ever on and on..."

El futuro es uno de esos demonios que se gestan en una sociedad que teme a la muerte. Este demonio, consciente de su poder, surca las tierras del Midgard a toda velocidad y arrasa el campo mental que atraviesa... dejando muerte a su paso. La muerte que trae, aún así, es ficticia. Porque sólo muere aquél que vive, y sólo vive el que reconoce la muerte...

A lo lejos resuenan los tambores de aquellos que bailan alrededor del fuego, anunciando que el misterio más grande se oculta en los lugares más pequeños... explicando que las puertas de Assgard vuelven a formar el arco del triunfo de los dioses del viejo mundo.

jueves, 14 de junio de 2012

Eden

"When the time comes, your heart will be true..."

El Edén se veía reseco cuando crucé las Puertas del Jardín. Al principio pensé que el Guardián me lo impediría, como efectivamente intentó hacer, pero no le dio tiempo a alzar su temible espada de fuego cuando hice que su rubia cabellera se estrellara estrepitosamente contra la parte exterior del muro. Cayó al suelo y empezó a desangrarse. Un leve susurro de emoción se asomó tímidamente, pero algo más oscuro se la tragó y reveló la más ligera de las sorpresas. No sabía que los ángeles sangraran; levanté levemente una ceja, y sonreí (al fin y al cabo, era lo mejor que ahora sabía hacer), y recobrando el estoicismo de mi nuevo rostro atravesé el portal. 

Que aquello llevaba abandonado siglos no era lo único que revelaba un primer vistazo. Era como si alguien, deliberadamente, hubiese dejado morir aquélla maravilla. Era desolador, y se me erizaron los pelos de la nuca. Después de un segundo reconocimiento más detenido, con esa segunda característica forma de mirar que aprendí de la Noche, reparé en varios elementos del paisaje que me resultaron vagamente familiares. Entre ellos se encontraba aquél riachuelo que juraría que una vez fue caudaloso, al lado del cuál pasaba horas leyendo en compañía de las criaturas más hermosas que la mente podía concebir... dragones. Quizá el río me parecía más grande al ser yo más pequeño. De hecho, antes, el propio Guardián parecía más temible, el río más grande, y los colores más vivos. Ahora no eran más que máculas de una tierra salvaje que cambió sus verdes claros y celestes ordenados por un Caos de madreselva, matorrales grises y azules lluviosos. Y yo me sentía, si no más fuerte, sí más alto que todo aquello. 

Pero reparé especialmente en ciertos detalles, contemplándolos desde mi nueva perspectiva. Éstos eran los elementos que en Edén constituían mis pesadillas más tenebrosas, aquellos obstáculos infranqueables que me hacían desesperar. Los observé, uno a uno, y comencé a reírme con una risa que hizo eco en los muros del Jardín, como sólo un lugar vacío puede hacerlo. Quizá con otros ojos habría sido una risa malvada. Pero en realidad fue una carcajada caótica sin placer ni dolor. Alcé la mano derecha y aquellos viejos recuerdos ardieron en diferentes colores, dejando simples montones de ceniza. Cerré los ojos un momento y reflexioné. La culpa la tenía el árbol del Centro.

Cuando me giré hacia el Árbol del Bien y del Mal el recelo se apoderó de mi mirada. Ahora la emoción sí comenzaba a surgir, y procuré mantener la calma. Inspirar, espirar. Al fin y al cabo, la Magia sólo funciona de esa forma. Me aproximé con cautela y a paso lento entre los montones de ceniza humeante. Me detuve a escasos centímetros y miré hacia arriba. El Árbol seguía tan frondoso y lleno de vitalidad como siempre, con una fuerza inmanente increíblemente poderosa. La emoción volvió a surgir. Ira. Edén estaba arrasado, muerto y abandonado, y el causante de las mayores desgracias que viví entre sus muros sigue intacto y rebosante de vida. Inspirar y espirar apenas funcionaba. La cara me ardía. Me obligué a mi mismo a sentarme y a cerrar los ojos. Y así, de espaldas al árbol, medité acerca de lo que debería hacer ahora. Ahora... ahora que Edén estaba sembrado de vileza y soledad, vacío, y con los dragones fuera de sus muros. 

De repente, algo en mi pecho, en la zona del corazón, comenzó a brillar. Me di la vuelta y descubrí que el Árbol también brillaba. El mensaje fue ineludible: tengo tu corazón

D.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Witch Hunter

Three hundred and twenty years have passed 
since the coven sank in the dark.

Bugs flittering in the dark.
Life becomes mummified.

Immortal.

Cannot forgive the mind drained of emotion
that seeks eternity dancing in the dark.

...

jueves, 26 de abril de 2012

Moon Fairy's Lake

"Close your eyes and open your mind..."

El arroyo susurraba a coro con el viento entre los árboles el retorno de su Rey. Se oía correr por todos los bosques de Alewae el rumor del regreso de su majestad, y la vida parecía florecer con nuevos colores.  Los corazones se iluminaban y compartían una alegría compañera de la tristeza por la muerte de la Reina. Todo el campo se cubrió de flores violetas. Recuerdo la primera de ellas en aquella noche de primavera, como si fuera ayer...

Corría entre los árboles para despejar la mente; al fin y al cabo, era lo único que nos mantenía vivos a aquellos que eran como yo. El Señor de los Doce Templos se había apoderado del Reino con una magia tan poderosa como oscura, y sobre las almas de los alewaeianos había caído un manto de pesar, negro como la noche. Era extraño oírme hacer esas comparaciones... al fin y al cabo, mucho antes de la muerte de la Reina, nuestros mayores nos enseñaron que para que haya luz, ha de haber tinieblas; que para ver sonreír a las flores teníamos que entender que las lágrimas del cielo eran necesarias. De alguna forma, respetábamos nuestro mundo y nos sentíamos vivos en cada sensación. Y la noche era una de esas sensaciones que pude haber llamado "preferida", ya que eran en las que mi amiga Emerald y yo nos escapábamos a la luz de las estrellas para correr con las hadas de la luna, como las llamaban los lugareños que vivían en los alrededores de la Academia. Nosotros las estudiamos como féricos nocturnos, pero nos gustaba cómo sonaba su nombre lejos de los círculos académicos. Las Hadas de la Noche solían habitar un estanque, muy cerca de donde vivíamos, y en las noches de luna llena brillaban en un tono azulado y pálido y bailaban sobre el espejo negro que era la superficie del agua. No estoy seguro de si tenían boca para hablar, o tan siquiera para sonreír, pero Emerald me decía que podía oírlas cantar... Llamábamos a nuestro lugar secreto el "Lago de la Luna", cuando no era mucho más que un charco grande... 

Volviendo a aquella noche de carrera, recuerdo haber llegado al Lago de la Luna jadeando y cansado. Esa noche los féricos no bailaban sobre la superficie, ya que la luna era tan oscura como las pupilas de un troll, y no soplaba ni un ápice de viento. Parecía que hasta las estrellas estaban de luto por su amada Reina. Un sudor frío me recorría la espalda. Me senté en el suelo y apoyé la espalda en el tronco más cercano. Tal y como nuestro maestro de control nos había enseñado hasta la hiperventilación, cerré los ojos, inspiré y distribuí el aire de forma equitativa en los pulmones, llenándolos de abajo a arriba. Aguanté cuatro latidos de mi corazón y espiré con tranquilidad, concentrándome mucho en derramar sobre el estanque los recuerdos de esta horrible tarde. Entonces la vi. Una flor que jamás había visto en nuestro Lago de la Luna. Tenía un tímido color violeta, como si no quisiese destacar de entre las plantas de su alrededor, aunque evidentemente lo hiciese... En ese momento no supe qué significaba; sólo supe que algo estaba a punto de cambiar.

martes, 27 de marzo de 2012

Ostara Midnight

I amar prestar aen: han mathon ne nen, han mathon ne chae... a han noston ned 'wilith...

La calidez de la noche invitaba a navegar por el mar de constelaciones que desafiaban la intermitente luz de las farolas. Habíanle enseñado a aquél muchacho que contemplaba el firmamento desde su ventana que el hombre no podía volar. Pero el muchacho sabía que eso no era cierto, ya que cada noche, cuando todos dormían, su imaginación le transportaba a lugares remotos a la velocidad del pensamiento. Había noches en las que surcaba los grandes océanos y nadaba con las sirenas, otras bailaba a la luz de las diferentes lunas con los elfos de los bosques, a veces se enroscaba en las melodías de los elementales del aire y otras veces escuchaba el susurro del desierto desde la paz de la cumbre de las Pirámides.

¿Quién podrá robar la inocencia de aquél que ve la vida con los ojos de un niño, sino él mismo? No es el entorno el que nos somete, sino nuestra disposición a ser sometidos por el mismo...





martes, 6 de marzo de 2012

If sometime I did...

"I hear you talk, but I don't hear you speak..."

Si alguna vez supe cómo es el tacto de la tierra por haberla tenido entre mis manos, lo olvidé al creerme que era mía. Si alguna vez supe cómo es el canto del agua por haberlo oído mientras nadaba, lo olvidé por envidiar su melodía. Si alguna vez supe cómo huele el aire por haberlo surcado volando, lo olvidé al pensar que sólo yo en las alturas podría olerlo. Si alguna vez probé el sabor del fuego danzando entre sus llamas, lo olvidé al quemarme con la llamarada de la pasión. Si alguna vez vi los fantásticos colores del éter por dibujarlos en el firmamento, lo olvidé al bajar el pincel por pereza a seguir dibujando.

Si alguna vez sentí el Amor, por haber sido amado y habiendo sabido corresponder, lo olvidé por querer más, cuando lo tenía todo, por defenderme cuando no hubo ataque, por creerme en posesión del mismo, por envidiar sus cualidades, por creerme por encima de él, por quemarme en la pasión, por no esforzarme en entenderlo... cuando no se puede tener más por ser todo él el todo, no se puede defender porque no hay nada que pueda dañarlo, no se puede poseer porque todo lo penetra, no se puede envidiar porque está al alcance de todos, no se puede quemar porque no tiene un cuerpo con el que arder, no se puede perder porque nunca se va...

jueves, 1 de marzo de 2012

Con la razón por bandera

El siguiente texto es un ensayo breve, a modo de crítica, acerca de la obra del ilustrado Condorcet que se cita a continuación, redactado en la carrera de Filosofía para la asignatura "Historia de la Ciencia Contemporánea". Es no más que el esbozo de un tema que puede alcanzar considerable dilatación ya que abarca los principios de la Razón como actividad puramente Humana sobre la que se asienta una forma de desarrollo ilimitado. Por consiguiente, y debido a que no me era posible, por indicaciones del profesor, extenderme más, el texto se presenta como una molécula entre las miríadas de gotas de agua que conforman el océano de debate.

El análisis y síntesis que Condorcet realiza en su obra “Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu Humano” está definido, como indica el título, por una línea histórica a través del cual su idea de conocimiento como forma de progreso ilimitado y exclusivo del ser humano va configurándose a través de las diez épocas que componen su obra. Éste ensayo se centra, concretamente, en la última de las épocas, es decir, aquella referida a los futuros progresos del espíritu humano.

La piedra angular de los escritos de Condorcet que nos ocupan reside en la idea de la perfectibilidad del ser Humano en su totalidad, desde sus aspectos más densos como máquina biológica, hasta los rincones más sutiles de su mente: todo es perfectible en grado sumo, y en especial la propia razón. Y su explicación es extensa a la totalidad de los fenómenos relacionados con su idea de “perfección”, desde el desarrollo de los sentidos y su transmisión a futuras generaciones, como la Moral y las Facultades Intelectuales, en las que la educación juega un papel fundamental en la modificación (hacia mejor) de cada uno de los eslabones de la cadena evolutiva con respecto al anterior. En sus propias palabras, el futuro sustraería del azar al ser Humano y debilitaría a los “enemigos” de sus progresos. La razón es la defensa y el propio aval de este progreso.

La optimista profetización del escritor ilustrado predice una cantidad interesante de “avances” desde su perspectiva que muy acertadamente tenderían a desarrollarse en las épocas futuras, y con gran acierto podría llegarse a aventurar que algunos otros están todavía por venir. Aún así, la exposición acerca del perfeccionamiento del ser Humano, que se cristaliza entre las páginas más como un anhelo de ilimitación ante las conquistas futuras que una exposición real de aquello que puede hacerse de forma efectiva, además de tener sus bases en el extenso análisis histórico que sirve de premisa para su ulterior conclusión, ya expuesta. Y puede ser esta minuciosidad histórica o el desmedido ensalzamiento de lo racional, la que constituya uno de los puntos débiles de su exposición: Condorcet da por sentada la preeminencia de la Razón sobre todas las facultades humanas como Piedra Filosofal de un progreso infinito del que sólo Dios podría poner freno habiendo establecido límites en la propia Naturaleza, y no sólo eso, sino que la expone como la más deseable de las facultades y a la que más se irá tendiendo indudablemente a medida que se “progrese” en tanto que es una actividad puramente humana (lo que nos remitiría a Aristóteles).

El autor critica con mucha dureza la Filosofía anterior a la Ilustrada (con excepción de la Grecia Clásica), como Edad Oscura gobernada por la superstición y el error, y quizá se olvida de que las dimensiones del ser Humano son más extensas que el no tan preeminente y muy sobreestimado dominio de la razón, como ocurre, por ejemplo, en el caso de los actos más cotidianos del día a día, donde factores como la emoción o el hábito condicionan más notablemente la conducta.

El problema que presenta este capítulo de conclusiones de la décima época es, pues, el sustento de sus premisas, en las que, si bien el análisis ha sido escrito de forma detallada y completa, se da por sentado que existen unas “entidades malignas” con motivación egoísta que retrasan el arrollador progreso de la razón, como si ésta, a modo de Héroe de las antiguas epopeyas, se fuese abriendo camino con dificultad a través de las eras hasta conquistar su estimada meta. Tristemente, sabemos por experiencia que esa gesta de la razón por establecerse en el poder que le fue dado como destino por Condorcet y otros Ilustrados racionalistas, somete a las demás formas de pensamiento a una Tiranía en las que sólo aquellas formas de corte racional son capaces desenvolverse con cierta naturalidad en un mundo en el que las disciplinas del Saber parecen necesitar de reconocimiento colectivo a través de la publicidad, con la etiqueta de “ciencia” por bandera, garante de la aceptación incuestionada de sus logros. Quizá Condorcet, que utilizó a Aristóteles como héroe de su causa, no llegó a comprender el mensaje de éste en su totalidad.

D.

viernes, 13 de enero de 2012

La canción de Eros y Kalón

(El siguiente texto es un extracto de un trabajo que tengo que presentar mañana en clase de Metafísica; representa mi opinión en cuanto al Amor (Eros) y la Belleza (Kalós), a partir de un análisis de Banquete, de Platón.)

El Amor y la Belleza, dos palabras que inspiran las más espléndidas obras de arte y las locuras más increíbles, han sido tan empleadas a lo largo de la Historia que sus significados originales aún pueden pasarnos desapercibidos, por falta de profundización en los mismos. No es extraño que una sociedad poco acostumbrada al pensamiento, y que olvidó la antigua costumbre del agorazein (pasear, ir al Ágora a ver qué se dice, conversar paseando…) como plataforma de debates y compartición de opiniones acerca de los temas más importantes para el Hombre, nos dice mucho de un mundo en el que, quizá, no todo lo nuevo es necesariamente mejor que lo antiguo, y que no estaría de más volver la vista de vez en cuando para saber, al menos, de dónde venimos.


Los asistentes del simposio encomiaron a un dios que por nombre recibía el de Eros, Amor, patrocinador de una larga serie de conceptos que se hilan los unos con los otros y nos trazan un mapa de lo más variopinto que todos sabríamos fácilmente identificar: desde el arte a la pasión, pasando por la inmortalidad y la tragedia, la erótica propuesta por Platón es uno de los productos del pensamiento que más vigencia tiene en el hombre de nuestros días. Naturalmente no todo el monte es orégano, y en discursos como el de Pausanias o Erixímaco apreciábamos una tendencia dual del Amor como propiciador de desgracias en su desmesura, o vulgarizado, así como el aspecto más físico del mismo, como el que comenta Diotima a Sócrates. Y aunque posicionarse en relación al tema equivale a participar en el debate y exponerse a las críticas de los comensales, igualmente trataré de encomiar a Eros en un intento de presentar su verdadera naturaleza.


Como bien explica Fedro, podemos considerar el concepto de Amor como el más antiguo de entre las abstracciones de la mente humana. Su propiedad más elemental es la atracción de lo semejante con lo semejante siguiendo un principio de complementariedad, en el que aquello que se atrae, se atrae por carencia de cualidad que posee lo atraído, y viceversa. No es tan sólo en las teogonías de Hesíodo u Homero en las que ese potente principio actuaba como desencadenante de los episodios mitológicos más dispares, sino que en las Mitologías de distintas civilizaciones, como la egipcia, la hindú o la nórdica éste actúa de la misma forma, como vertebrador de los relatos y las motivaciones de sus protagonistas. Es, pues, tan antiguo como el hombre, o, mejor

dicho, como los dioses. En ese aspecto, podemos considerarlo también como Principio de todo lo que es, tal como es. Y esto tiene su explicación.
La atracción entre los cuerpos es una ley universal que se aplica a todo tipo de materia, por lo que se podría establecer que constituye el principio motriz de todas las entidades, pues éstas se mueven en pos de algo de lo que carecen, que quieren hacer suyo de forma indeterminada. Una vez consiguen aquello que les falta, pasan a desear algún otro aquello que también les falta, y de esta forma van adquiriendo todas las cosas que consideran buenas, por lo que en última instancia buscan la totalidad de las cosas buenas para que formen parte de él. Por lo tanto el Amor es principio de movimiento.
Dentro de las formas de amar, podemos distinguir tres; esto es, amor a los cuerpos, amor a las almas y amor al espíritu. Este primer tipo de amor es el que profesan todas las entidades materiales por el hecho de estar constituidas de materia. Se manifiesta como atracción gravitatoria, afinidad química o relaciones termodinámicas, que engloban la capacidad de la materia de transformarse por adhesión y partición (que no dejan de ser el mismo proceso, ya que cuando algo se atrae la mitad de otro algo, este segundo abandona la mitad a la que estaba unido para unirse al primero). Esta forma de amor condiciona enteramente los seres llamados “inertes” en tanto que entidades materiales, así como a las plantas, animales, Hombres y cuerpos celestes, es decir, al Cosmos. Al aumentar el nivel de complejidad de la entidad, las diferentes formas de amar se expresan en conjunto e influyen las unas a las otras. Es el Amor Cósmico que genera el mundo tal como es.


La segunda forma de amar, el amor a las almas, engloba la capacidad de sentimiento y emoción como principio de atracción. En éste tipo de amor están contenidas las pasiones del alma, desde las concupiscibles (relacionadas también con el amor a los cuerpos) a las irascibles, como principio motor de las motivaciones, propio de animales y Hombres. Es este Amor a las Almas, que mezclado con el Amor a los Cuerpos genera la pasión, la afinidad emotiva.
Por último, el amor al espíritu es propio del Hombre. Éste se refiere a lo que Diotima nombra como deseo de Inmortalidad, referido a un Amor de carácter espiritual que busca otros espíritus que, semejantes a otros espíritus en tanto que espíritus, poseen aquello que a ellos les falta y les completa. Y esto tan sublime que ama el espíritu y a lo que tiende es la verdadera esencia de la Belleza, en tanto a que es el concepto más elevado al que se puede aspirar por mediación del Amor, que es el espíritu perfecto y completo. Es la Belleza total y absoluta, pura en sí misma.


Ésta idea, aunque algo difusa, se podría explicar y esclarecer por medio una lógica ambivalente en la que el Amor ama infinitamente a la Belleza, mientras que la Belleza embellece infinitamente al Amor, en una ley de complementariedad. Así, de la misma forma que la “manifestación” de los conceptos puros es dual, el Amor y la Belleza son duales desde la percepción “apariencial”, cuando, en realidad, son principio motor el uno del otro formando uno sólo (a modo de Yin Yang).


Se puede afirmar así que todas las entidades aman lo bello como concepto último que “tira” de todas ellas y las hace perfeccionarse, “embellecerse”, mientras que esta belleza se perfecciona a sí misma a través del Amor recibido por las entidades, exactamente de la misma forma que el amado se perfecciona en el Amor del amante, y éste se perfecciona de la Belleza del amado, cumpliéndose, nuevamente, que el Ser Humano es un Microcosmos en un Macrocosmos constituido por los mismos elementos.

D.

lunes, 2 de enero de 2012

δρακων

“Sólo hay un principio motriz: el deseo” (Aristóteles)

El mundo no se me adecúa. Y parece que no termino de adecuarme al mundo. Esa extraña sensación de no poder decir lo que piensas en esencia porque siempre va a haber alguien que se levante y no lo entienda, y con el pasado como excusa te repita “pero es que tú no eras así”, “éste no es el chico que yo conocí”, como si la realidad no se transformara constantemente. Y encima eso. Que por cojones parece que todo tiene que seguir tal cuál, todo ha de ser “como siempre”.

Esclavo de miles de cadenas, peno por algo que no recuerdo haber hecho, y cuando me libero de una, dos más me atrapan y me retienen. Y lo peor es que soy yo el que se deja coger. Estoy harto… harto de un mundo con los conceptos tan seguros, donde aquello que se valora por encima del individuo tiene que ver con un “futuro” mejor que veis con certeza, y que yo no tengo ya. Un futuro que para mi terminó hace dos días, a las 00:00.

Ruín… mezquino… rencoroso ser que se esconde tras miríadas de ojos llenos de estupidez… ojos que no sabrían reconocer el Amor ni aunque el mismísimo Eros se les encarnara en las narices. Hipócritas, que viven y se reproducen como una plaga con los deseos como único motor de su existencia, a expensas de otras vidas, con una diferenciación clarísima de bien (propio) y mal (propio).

Este es el resultado de tratar de vivir como los cerdos que sois.

¿Quién soy?

¿Porqué soy?

¿…para qué soy?

No, en serio. Da igual. En el fondo estoy contento, porque he caído en la cuenta de que la palabra “Dragón” empieza por “D”. Y lo he considerado como una señal. Y aquí se cierran las puertas del Templo.

D.

domingo, 1 de enero de 2012

Night of Eros

El abismo separaba al Demiurgo de la parousía. Cualquiera que conociese la relación de participación que tiempo ha surgía entre los modelos perfectos y sus copias entenderá la acción de ese daimon al que los antiguos llamaron Eros. Las leyes del Cosmos exigían que la manifestación amase a sus ideales tanto como los ideales debían amar a la manifestación, en un universo en constante cambio.

Me he quedado sin musas a las que cantar. Y ahora no puedo cantar, porque no tengo una perfección que participe de mi, y de la cuál participar. ¿Será que en el fondo amo la encarnación de la perfección en el momento de manifestarse? A veces te capto divino, a veces te rozo humano… pero ahora no te veo.

D.