El abismo separaba al Demiurgo de la parousía. Cualquiera que conociese la relación de participación que tiempo ha surgía entre los modelos perfectos y sus copias entenderá la acción de ese daimon al que los antiguos llamaron Eros. Las leyes del Cosmos exigían que la manifestación amase a sus ideales tanto como los ideales debían amar a la manifestación, en un universo en constante cambio.
Me he quedado sin musas a las que cantar. Y ahora no puedo cantar, porque no tengo una perfección que participe de mi, y de la cuál participar. ¿Será que en el fondo amo la encarnación de la perfección en el momento de manifestarse? A veces te capto divino, a veces te rozo humano… pero ahora no te veo.
D.
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