lunes, 8 de diciembre de 2014

All about us

"No te creo."


Cuando la guitarra empezó a sonar con sólo un par de tímidas notas del acorde completo me atreví a levantar la mirada. No estaba seguro de cómo había pasado, pero desde la Luna Llena tenía la extraña sensación de que no necesitaba estar tan atento de lo que pasaba a mi alrededor. El guerrero que había en mí se rebelaba contra esta nueva forma de proceder, pero un beso pareció suficiente para sellarlo en alguna celda para demonios. Entonces mi mirada se cruzó con la tuya, y un cálido escalofrío me recorrió la espalda, como cuando te susurran en el oído. Sentí cómo me acercaba a ti, pero no eran mis piernas las que me llevaban, sino tus manos en mi cintura. Noté tu respiración cerca de la mía, hasta que empecé a perder la sensación de respirar por mi propia cuenta y empecé a pensar que respiraba porque respirabas tú. Más efectos secundarios de haber bajado la guardia. Me dejé llevar por la experiencia hasta que no había más que una sóla respiración acompasada en dos cuerpos distintos. El entorno comenzó a difuminarse alrededor y mis ojos se perdieron en los tuyos, con ese tipo de emoción que deben de sentir aquellos que se pierden en un bosque en medio de una noche sin luna y encuentran una casita de madera: alivio y miedo, pero más del primero... a fin de cuentas hace frío fuera, y el lugar parece cálido. 

* * *

Entonces deja de parecer cálido, y pasa a serlo. La respiración se corta de golpe y nuestros labios se encuentran. Primer asalto; breve pero intenso. Entonces las barreras se caen y me pongo de puntillas para un segundo asalto. Sonríes, te retiras un poco pero mis ojos te piden otro más: sabes que, ahora, lo necesito. Te acercas de nuevo y rodeo tu cuello con mis brazos...

De repente despierto del ensueño y no estás. Vuelvo a oír las voces del local, las risas alcohólicas y las bromas de mal gusto. Todo se vuelve sórdido y lo que antes parecía una melodía no es más que un ruido estridente que bombardea mis oídos. Tras un momento de extrañeza me recompongo con lo poco que quedaba en mi fortaleza ("soy mejor que todo ésto", pienso) y miro a mi alrededor con pretendida indiferencia. Aunque tengo la sensación de que hay alguien riéndose de mí hago como que no estoy pendiente. Mis pensamientos se aceleran y apenas puedo concentrarme en algo más que en mantener la compostura, que ya me está costando. La situación me parece cada vez más bizarra y me pregunto qué demonios estoy haciendo ahí, quieto, con la impresión de estar completamente desnudo entre desconocidos.

La canción se había terminado y yo apenas me he dado cuenta del frío que realmente hace. 

D.