Si alguna vez supe cómo es el tacto de la tierra por haberla tenido entre mis manos, lo olvidé al creerme que era mía. Si alguna vez supe cómo es el canto del agua por haberlo oído mientras nadaba, lo olvidé por envidiar su melodía. Si alguna vez supe cómo huele el aire por haberlo surcado volando, lo olvidé al pensar que sólo yo en las alturas podría olerlo. Si alguna vez probé el sabor del fuego danzando entre sus llamas, lo olvidé al quemarme con la llamarada de la pasión. Si alguna vez vi los fantásticos colores del éter por dibujarlos en el firmamento, lo olvidé al bajar el pincel por pereza a seguir dibujando.
Si alguna vez sentí el Amor, por haber sido amado y habiendo sabido corresponder, lo olvidé por querer más, cuando lo tenía todo, por defenderme cuando no hubo ataque, por creerme en posesión del mismo, por envidiar sus cualidades, por creerme por encima de él, por quemarme en la pasión, por no esforzarme en entenderlo... cuando no se puede tener más por ser todo él el todo, no se puede defender porque no hay nada que pueda dañarlo, no se puede poseer porque todo lo penetra, no se puede envidiar porque está al alcance de todos, no se puede quemar porque no tiene un cuerpo con el que arder, no se puede perder porque nunca se va...
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