Alguna vez oí que el agua de la lluvia purifica el alma, la limpia y la empapa borrando todo rastro de dolor y sentimientos tiempo ha caducos.
Es curioso… hace algún tiempo solía sonreír con mi mejor amiga cuando llovía mientras nos decíamos, paseando cogidos de la mano, que las historias de amor más bonitas siempre ocurren bajo la lluvia. Yo fantaseaba en mi cabeza con la idea del príncipe azul surgiendo de entre los centenares de gotitas que nos separaban…
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…un momento de silencio, una gotita… otra… y cual oruga que se metamorfosea en mariposa, las gotitas, de repente, son lluvia… lluvia que se convierte en un dúo de música para los oídos, lágrimas para dos miradas que se esquivan con indecisión, pegamento para dos manos que se entrelazan, húmeda fragancia que envuelve la escena… néctar de dos bocas que torpemente se encuentran con cariño en un mar vertical de gotitas que de repente parecen descender y ascender, rodeando la escena de esa magia que creíamos que no existía… esa magia que hasta que no se siente no se entiende…
Y después todo se queda en silencio. Pero no uno como los de antes, fríos y oscuros, sobrecogedores y dolorosos… sino uno cálido y acogedor… es ese tipo de silencio que se necesita para que dos corazones puedan escucharse latir… y con cada nuevo latido una nueva gotita…latido… gotita… y así, los dos corazones que jugaban a escucharse se acompasan entre ellos y con la lluvia y entonces, y solo entonces, se convierten en un solo sentimiento que baila para si mismo bajo la lluvia de diciembre.
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Pero, ¿qué pasa cuando la lluvia cesa? Que los corazones vuelven a sus cuerpos y surgen de los labios palabras confusas que nunca se llegan a pronunciar. Y es que aún cambiando un “te quiero” por un “te voy a echar de menos”, será la música de los dos corazones la que esperará, paciente, la próxima lluvia de diciembre para volver a bailar aquella dulce danza que una vez, tiempo ha, los unió.
Mira a la luna, y veras mi sonrisa.
ResponderEliminarGracias por todo. Quiero verte =)