Como todos sabemos, la Puerta del Sol de Madrid era hervidero de actividad. Con cientos de personas acampadas, perfectamente organizadas y con el único objetivo de manifestarse por un futuro mejor, o al menos digno, y lo llevaron a cabo de la manera más pacífica y ordenada. Cualquiera que haya paseado por sus calles lo habrá visto: un montón de jóvenes apostados alrededor de sus tiendas de campaña e innumerables puestos al más puro estilo zoco que recuerda a los bazares de oriente medio, entre los que se encuentran biblioteca, enfermería, e incluso plantaciones de comida en los alrededores de las fuentes de ésta famosa plaza de la capital. Miles de españoles y extranjeros se pasean por el centro cada día y al grito de “no nos mires, únete” algunos, en especial los más mayores, manifiestan incomodidad e incluso desdén o reproche en la mirada. Algunos incluso responden con insultos a las invitaciones de los jóvenes con frases como “perroflautas, poneos a trabajar”. A trabajar, ¿en qué? ¡Si gracias a vosotros no hay de eso!
Que España está mal todos lo sabemos. Pero la cuestión se resbala cuando lo aceptamos. La manifestación del 15M es un movimiento juvenil que, si bien con las ideas poco consolidadas y algo difusas por la falta absoluta de cobertura mediática decente y honrada, y algunos opinan que por la edad de los manifestantes, protestan por un mundo que hemos heredado de sus mayores y que nos toca vivir y no aceptamos. Es probable que los más mayores, más que conformes con este mundo, en el que ya llevan más años que los más jóvenes, estén acomodados y den por sentada una situación que racionalizada es de todo menos normal. Y es lo que se presenta, una sociedad que no gusta, un gobierno corrupto (que son dos palabras que implican tantas, pero tantísimas vidas que habría que tener cuidado y mucho fundamento al escribirlas o pronunciarlas), un sistema financiero que explota los recursos del planeta y que se antepone a cualquier poder y unos medios de comunicación que no informan, que manipulan y son mercenarios del mejor postor.
La generación de nuestros padres y más aún de nuestros abuelos, vive acomodada en un sistema que es absolutamente insostenible y es, efectivamente, algo que no se puede consentir y que los jóvenes no están dispuestos a consentir. Las generaciones anteriores, esas que miran con desdén a los “perroflautas” de la Puerta del Sol, tienen tan asimilado y arraigado el sistema financiero y “político” actual que es como el pez que se acostumbra a vivir en aguas contaminadas y “más o menos” ve que es capaz de subsistir sin mucho alboroto. Pero los jóvenes, que disponen de unas tecnologías y unos medios de comunicación, así como una capacidad de información sin precedentes en la Historia de la humanidad que les permiten ver más allá de estas “sucias aguas” que un “mar más limpio” es posible, ya que no se puede consentir que las generaciones anteriores vivan en el planeta como si fueran la última generación, dejando a las venideras un legado que Dios sabe qué ocurrirá.
Lo que se pretende con el 15M es quitar de la mente de las personas que España tiene una juventud dada al alcohol, las drogas y las fiestas, y dar la imagen de una nueva tierra en la que se pueda existir con libertad y dignidad, donde dejen de exprimir los poderes a los ciudadanos y exista transparencia y no la falta de ética profesional de la que se hace gala a diario en la falacia que son los medios de comunicación del siglo XXI, así como demostrar que no, que porque muchos lo acepten no es lo que se quiere. Dejemos que los mayores cumplan el tópico español de “mucho ruido y pocas nueces”, ya que mientras ellos se sentaban en el salón viendo la tele, otros dormían al cielo raso en la Puerta del Sol.
http://www.youtube.com/watch?v=Tm88QAI8I5A (ésta canción ilustra bastante bien la idea del texto; para el que no sepa francés que se busque la traducción… merece la pena).
Á. Meléndez
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