miércoles, 29 de junio de 2011

Emotional Archeology

I likE wAlkiNg doWn thE rAin... nO onE KnoWs tHat Im cryiNg... Y porqué? Porqué siempre me toca estar así? Siempre triste, melancólico... La vida no da muxas alegrias, x lo menos a mi. Today at least life has given me these beautiful rain. Y es verdad. I love rainy days. Siempre pense k el amor de mi vida llegaria en un dia de lluvia, k las historias de amor se volvian más románticas cuando estás mojado x el aguak cae del cielo... Y no ves a nadie en la calle... y estas tú... y está...

Y éste texto en cursiva, con sus faltas de ortografía y su lenguaje adolescente, despreocupado y sincero, es una reproducción parcial de un texto que escribí hace exactamente tres años y cuatro meses, es decir, con diecisiete años, en un blog que tenía en Internet por aquél entonces. Es curioso cómo el tiempo pasa. Obviamente, conociéndome, no es aleatorio este ratito de arqueología emocional.

Lo cierto es que la tarde estaba siendo, si no perfecta (porque me faltabas), sí mágica. La suave brisa del atardecer acariciaba los muros de la Catedral de Sevilla y envolvía el ambiente cargando una melodía de guitarra española que hacían del lugar el santuario perfecto para la expansión de las sensaciones más espirituales que el ser humano pueda alcanzar: el deleite de la belleza del hombre y su mundo. Por mucho que los más ateos y aquellos que se consideran de “corte liberal y progresista” opinen mal en contra de la religión, lo cierto es que el  Universo, y Dios, han sido los artífices de las mayores hazañas de la humanidad en el campo de las Artes y la Belleza. Incluso en el Renacimiento el ensalzamiento de la Humanidad y el rechazo explícito de lo divino generaban belleza a partir de Dios por necesitar de la negación de Él mismo para sustentarse como ideología.

Pero no es el debate teológico ni artístico aquello que quiero transmitir esta calurosa noche de verano andaluz, sino el gozo que al son de la melodía de guitarra y respirando el peculiar azahar de mi ciudad natal me transmitía la omnipotente imagen de una Catedral que me ha visto nacer y crecer, sonreír y llorar, tropezarme y aprender, y que siendo testigo de mis mayores tragedias, romances y comedias, se sigue alzando sobre el cielo, inspirándome la seguridad de futuras aventuras que me harán madurar y, quizás, alcanzar el esplendor que sus centenarias piedras visten con orgullo mientras vela el sueño de todos los sevillanos.

Cualquiera que compare los dos textos bien podría deducir que son de dos personas diferentes. He crecido. Estoy madurando. Seguiré tropezando mas seguiré aprendiendo.

Si tuviera que reescribir el texto hoy, sería algo así:

I love walking down the rain, so no one knows that I’m crying… ¿Porqué? Porque pienso en ti. Y he aprendido que hay lágrimas de felicidad o gratitud, y que la tristeza y la melancolía se olvidan con el tiempo y solo quedan los buenos recuerdos; el lastre del rencor o el odio se deja atrás y aquello que nos parecía gigante no es más que una mota de polvo comparado con tu yo de hoy. La vida da tantas alegrías como penas, y de ambas habremos de seguir aprendiendo para seguir viviendo. Es cierto. El amor llegó un inesperado día de lluvia, y sí, las historias de amor siempre serán más románticas bajo la misma, cuando estás mojado por el agua que cae del cielo… y no ves a nadie en la calle… y estás tú… y estoy yo… y está la estatua de piedra de la señora.

D. & Aarik

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