…what to do…
Los símbolos y sus significados. El hombre y Dios. Dios y el hombre. ¿Cómo hacer partícipe al discípulo de tan grandes Misterios, si aún ve con los ojos?
Nos perdemos discutiendo en la materia sobre la materia, sin llegar a atisbar que ni tan siquiera el mundo que creemos “externo” existe fuera de nosotros. Al fin y al cabo ¿qué es lo real, sino lo convenientemente estético? Y así podríamos volver a perdernos en el lenguaje. Quizá el exceso de positivismo nos ha hecho un poco idiotas. Por lo menos no tenemos las (des)ventajas de los atlantes…
El tiempo de mis opiniones está tocando a su fin. Cada vez me resulta más y más difícil emitir una perspectiva, ya que el hecho de buscar un punto sobre el que dar un juicio me cierra la puerta del juicio contrario, o simplemente diferente, y me rebaja a un nivel con demasiada tierra. Y, aunque necesite tierra, también necesito agua, aire, y fuego.
Iba a opinar, como casi siempre, sobre cierto tema de relativa actualidad, pero en lugar de eso terminé por escribir esto. ¿Con qué objetivo? Supongo que con el de alienarme a mí mismo y circunscribirme en mi propia autodestrucción a través de los ya recurrentes cuatro elementos de la Naturaleza (clásica), en busca de la quintaesencia alquímica, del perdido Santo Grial al que sólo tres de los doce caballeros de la Tercera Mesa llegaron, y uno volvió, y en el que sólo yo parezco seguir creyendo. Quizá, simplemente, me estoy volviendo loco (uhm, galletas)… hay veces en que no sé, como decía Merlín, si estoy soñando o si alguien me sueña a mí. Necesito desahogarme, escarparme, necesito ritmo y melodía en demasía y sin armonía consistente, necesito ese apego que viscosamente se extiende a mi alrededor y que mis coetáneos utilizan para imitar a las gaviotas de Nemo, porque siento que me deslizo cuesta abajo y sin frenos hacia un lugar en el que la nada no es el todo, sino, efectivamente, la nada. Por otra parte, disfruto de la caída. Y el viscosismo me da un poco de… uhm… repelús.
Es como…
Uhm… no. Quizá todavía es demasiado pronto. Hay demasiado aire avivando el fuego.
D.
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