“¿Sabes? Eres un poco místico. ¿Porqué eres así? No me gusta. ¿Porqué lo piensas todo tanto? Las cosas son más sencillas… sea lo que sea aquello que te preocupa, piensa que la muerte nos hace iguales a todos por muy especiales que se crean. Además… ¿porqué dragones y no sirenas? Ey… ey, tranquilo; mírame… ¡venga ya! Si lo estabas haciendo genial hasta ahora… vuelve a hacerlo… venga… así… eso es… sonríe.”
Como un sueño, la visión se disipó aunque con el sol en su cúspide y no con la acostumbrada primera luz de un día. Ésta vez no fue la noche quien compartió su reflexión.
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